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No hay un grupo humano que haya sufrido más, socialmente, las medidas de mitigación para la pandemia por el virus SARS-CoV-2 que el constituido por los niños.  Y esto fue ayer. No solo ha sido la escolaridad afectada sino la vida social y de niños, que se hace con otros niños en espacios para jugar y aprender.  Pero, la vida intacta de ellos tiene que ser protegida y la forma de hacerlo hoy, no tiene excusas que se rehúya o se le inventen conspiraciones.  La vacunación es segura y es efectiva y la necesitan.

Otra de las falacias más infame y que no terminan de seguir divulgando personas dañinas y tóxicas para la sociedad – aunque con gentileza inmerecida algunos investigadores llaman “preocupación que nunca termina de desaparecer”- es aquella de que las vacunas contra COVID-19 disminuyen la fertilidad.

Nos recuerda el Dr. Paul Offit, infectólogo pediatra de la Escuela de Medicina de la Universidad de California en San Francisco, que fueron 2 investigadores europeos quienes solicitaron que se retirara la aprobación de las vacunas para COVID-19, señalando una secuencia similar de la proteína de la espiga del virus con la sincitina-1 (syncytin-1), una proteína en las células de la placenta humana, importante para la integridad y salud de la placenta. Lógicamente, no se les complació.

Es increíble que esto se señale por científicos, cuando se conoce perfectamente que no es cierto.  La proteína de la espiga del SARS-CoV-2 y a sincitina-1 son inmunológicamente distintas.

Como lo dice el Dr. Offit, sería como aceptar de que si comparto el número 8 en mi cédula con otros individuos que también tiene el número 8 en las suyas, entonces tenemos la misma cédula.

En la fase 3 de los ensayos de la vacuna con la plataforma mRNA participaron más de 3,000 mujeres y la incidencia de embarazos no fue superior en el grupo placebo: 36 mujeres quedaron embarazadas, 19 en el grupo vacunado y 19 en el grupo placer. Esto indica que el grupo que recibió la vacuna no reveló ninguna disminución en su fertilidad.

Y, todavía, la infección natural induce anticuerpos contra la proteína de la espiga del SARS-CoV-2 y en los Estados Unidos más de 250 millones de personas (hoy, 253,291,319) han sido infectadas y la incidencia de nacimientos no ha cambiado cuando se compara con los años previos.

Pero, seguro, seguirán divulgando estas falsedades, incluso al punto de que pacientes míos adolescentes, como sus padres, me lo han dicho con certeza: “esta vacuna me hace infértil”.  Explicarles no es difícil y los que me han traído su preocupación, se han ido a vacunar después de conversar conmigo.

La otra falacia que da vueltas y vueltas mareando a las personas es aquella que asegura que la vacuna de la plataforma mRNA nos cambia el material genético, el DNA. Esta es tan brutal como la otra conspiración de que nos inyecta un chip para controlarnos. No me sorprende la imaginación hasta humorística de algunos, me sorprende cuán no educada es la capacidad para discernir, cuánta ausencia en la formación de un pensamiento analítico, de pensamiento crítico, hay en el sistema escolar.

El mRNA encapsulado en nano partículas de lípido de la vacuna, algunas copias solamente, entra al citoplasma de la célula, no al núcleo, junto con más de 200,000 copias celulares de mRNA, que inducen cada día la formación de enzimas y proteínas necesarias para mantener la vida celular. Su permanencia en el citoplasma es efímera porque es eliminada prácticamente tan pronto entra. Pero para entrar al núcleo, que no entra, requiere ser tratada por una enzima la transcriptasa reversora (reverse transcriptase) que tampoco existe, porque no es DNA, es RNA.  Imaginemos que sí entra al núcleo, entonces le faltaría integrarse al DNA y para integrarse al DNA requiere de otra enzima, integradora (integrase), que tampoco existe.  Entonces, la posibilidad de que el mRNA de las vacunas con esta plataforma nos transforme en otras personas es C E R O o 0.  Pero, “por qué nos convertiría en cosas peores”, dice el Dr. Offit, “y por qué no pensar que nos daría superpoderes”.  Yo sé por qué, porque la canalla lo que quiere es sembrar anticiencia, desacreditar las vacunas con falsedades, y pelechar de la medicina mágica o de teorías conspirativas, porque conoce que una nada inestimable proporción de la población se las va a comprar.  14/11/2021

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