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Otra vez leches que no son leches

“Es que la gente dice que todo el mundo debe tomar leche de almendra; que la leche de vaca enferma; que el ser humano es el único que toma leche después del año”.

 

“La gente”…¿qué gente?

 

Bueno, algo categórico: el ser humano es el único que camina al año de edad, los otros animales lo hacen apenas nacen. La “leche de trigo” no es leche. Tampoco lo es la “leche” de arroz, o la de quinoa. La leche es un producto de las glándulas mamarias. Las semillas no tienen glándulas mamarias. Y, si queremos ser como los otros animales, pues no tomemos leche y caminemos en el cuarto de parto; pero ¿por qué si somos los únicos animales que tomamos leche después de los 2 años, insistimos en dar “leches” que no son leches a los niños de todas las edades?   Porque en esto insisten quienes se oponen al consumo de leche.    El argumento falaz es falaz en toda su extensión.

 

La leche de vaca solo molesta a quienes son alérgicos a sus proteínas. Entonces, leches con aminoácidos hidrolizados. La leche de vaca solo molesta a quienes son intolerantes a su azúcar más abundante, la lactosa. Entonces, leches sin lactosa. La leche de vaca molestaría por aumentos del colesterol sérico a aquellos que no deben ingerir grasas saturadas. Entonces, leches sin grasas o bajas en grasa. Todas esas leches son leches de vaca modificadas no “leches” de semillas.

 

 

Inyección intravenosa de células madre mesenquimatosas del cordón -PERO en ratas (Sprague-Dawley)- y resultado en la función cerebral motora y cognitiva después de hemorragia intraventricular neonatalen ratas.

Estimulante los resultados al observarse que la inyección intravenosa de estas células logró algún grado de regeneración celular cerebral de las lesiones en la sustancia cerebral inducidas por hemorragia intraventricular en ratas fetales[1].   Ya anteriormente se había demostrado, con un diseño investigativo similar, que esto atenuó el grado de hidrocefalia posthemorrágica y de daño al parénquima cerebral[2].

 

Esta inyección redujo la muerte cerebral periventricular, el fenómeno de gliosis reactiva o cicatrización nociva y la disminución de los depósitos de mielina en las vainas neuronales, que ocurren después de la hemorragia intraventricular. La hemorragia fue imitada inyectando sangre autóloga, es decir, de las mismas ratas en los ventrículos cerebrales.

 

En este diseño del estudio, mi comentario es en la dirección de que los resultados se pueden ver solo a la luz de la reacción inflamatoria que la sangre dentro de los ventrículos produce, pero no se puede extrapolar a otras situaciones donde la activación de procesos inflamatorios en cascada se producen con la asfixia perinatal, con las infecciones intrauterinas, o en el período neonatal inmediato, durante una evolución tórpida de la evolución cardiorespiratoria del recién nacido.

 

Y más prominente, este es un estudio en ratas de laboratorio que solo sugiere que podría tratarse de imitar en la situación humana para evaluar resultados y utilidad. NO ES una recomendación terapéutica en este momento.

 

 

El Juramento hipocrático, el dolor crónico y los opiodes

 

Durante mis estudios de Medicina y Cirugía se me advertía sobre el riesgo de recetar opiodes por su alta capacidad de crear adicción.   Un incidente durante mi residencia de Pediatría con el uso inapropiado de opiodes en un paciente hospitalizado culminó con la expulsión de ese compañero del programa de residencia.

 

El Juramento Hipocrático me recuerda aliviar el dolor, no dice cómo, pero de seguro que no a punta de opiodes. Sin embargo, el número de prescripciones médicas de opiodes ha escalado cimas insospechadas y ha producido efectos deletéreos con la excusa de tratar el dolor crónico.

 

En EEUU, desde el año 2000 han muerto más de 300,000 personas por el uso de opiodes.   Un artículo reciente revela que una tercera parte de los americanos que reciben opiodes prescritos –con receta médica- se hacen adictos a ellos.

 

Todavía hay quienes dicen que eso no es cierto.

 

 

La adicción castigada

 

La vigilancia por el riesgo de adicción con el uso de drogas que son adictivas debe orientarse no en la raza del individuo ni su origen, ni su grado de educación, más bien en la historia familiar por adicciones, no solo a drogas estupefacientes, como a la presencia de problemas emocionales, psiquiátricos o psicológicos.

La adicción resulta en un significativo e importante obstáculo para cumplir con otras prescripciones o recomendaciones médicas. En el caso particular con opiodes, la terapia abandonada por razón de la adicción, es hoy la terapia contra la infección por el virus de la Inmunodeficiencia Adquirida (HIV) y el Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida, SIDA. Ayer lo fue con la terapia antituberculosa. La solución es entregar la medicina con la dosis de metadona que se les regala para el manejo de la adicción al opiode y manejar la adicción al opiode con un agonista de opiodes.

 

Es importante que la comunidad médica integre el tratamiento del abuso de substancias con otras terapias médicas convencionales, para asegurar su cumplimiento.

 

 

La adicción requiere tratamiento, no castigo. Se conoce que la abstinencia forzada, como la que se induce al encarcelar a consumidores de drogas, no cura la adicción y el riesgo de recaída es alto y con sobredosis letales. Esto ocurre tan pronto como 2 semanas más tarde de liberados de prisión. Peor, aquellos consumidores que estaban en medicamentos agonistas de opiodes, tampoco los reciben en prisión. El efecto es un síndrome de abstinencia severo. La prisión no responde a las necesidades médicas de un adicto.

 

 

El cigarrillo entre quienes abusan de drogas

 

El cigarrillo ejerce efectos adversos a la salud en mayor gravedad entre quienes consumen drogas.

 

Algunos centros de adicción como en el Hospital Montefiore del Albert Einstein College of Medicine, en New York, reportan que tres cuartos (3/4) de sus pacientes adictos mueren como resultado de enfermedades relacionadas con el consumo de cigarrillos: neumonía, enfermedad cardíaca y cáncer.

 

El mismo centro, mediante una encuesta en el año 2006, reveló que 83% de sus pacientes, en las clínicas de abuso de substancias, eran fumadores activos. Esto representaba 5 veces más lo conocido para toda la población de New York. Las razones de esto pueden ser diversas. Una es que la nicotina dispara los mismos centros de satisfacción en el cerebro, que disparan los opiodes. Esto debe tenerse en consideración en los programas de adicción, donde se considera erróneamente que los esfuerzos por dejar de fumar afectarían el programa de cese de consumo de narcóticos.

 

[1] Mukai T, Mori Y, Shimazu T, Takahashi A, Tsunoda H, Yamaguchi S, Kiryu S, Tojo A, Nagamura-Inoue T: Intravenous injection of umbilical cord-derived mesenchymal stromal cells attenuates reactive gliosis and hypomyelination in a neonatal intraventricular hemorrhage model. Neuroscience. 2017 May 11;355:175-187

[2] Park WS, Sung SI, Ahn SY, Sung DK Im GH, Yoo HS, Choi SJ, Chang YS: Optimal Timing of Mesenchymal Stem Cell Therapy for Neonatal Intraventricular Hemorrhage. Cell Transplant. 2016;25(6):1131-44

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