- Oct 14, 2015
- Pedro Vargas
- Autismo, Crecimiento y Desarrollo, Padres, Para Doctores
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El autismo (TEA)
aún no tiene tratamiento
Intervenciones del comportamiento
El manejo de los niños con TEA está basado en las intervenciones sobre el comportamiento. Estas intervenciones son altamente estructuradas, intensas y dirigidas al autista, es decir, teniendo en cuenta sus variantes de desarrollo y comportamiento, propios de habilidades comunicativo sociales comprometidas. No se está tratando a niños enfermos, se trata a niños diferentes, con capacidades variables e intereses distintos.
La intervención del comportamiento tradicional se deriva del trabajo y método de Lovaas, que data de 1972, y que hoy se contiene dentro del término “ABA” (applied behavioral analysis). Es una intervención individualizada e intensa para enseñar habilidades simples, que puedan facilitar la enseñanza posterior de otras más complejas.
Farmacoterapia del Autismo
Las únicas drogas aprobadas en los EEUU por la Oficina de la Administración de Alimentos y Drogas (FDA) son los antipsicóticos llamados atípicos: risperidona y aripiprazole. Ambas se usan para manejar la irritabilidad en pacientes violentos o con pataletas (“temper tantrums”). Al mejorar estos aspectos, la terapia conductual o de modificación de comportamiento será más eficientemente aprovechada.
Manejo puntual dirigido a condición genética
Con el conocimiento creciente de la contribución etiológica genética de TEA, se plantean estrategias algo ya más dirigidas, aún experimentales, a blancos puntuales del comportamiento y, quizás también, otras de tipo farmacológico.
En esa línea, por ejemplo, se exploran ataques puntuales al complejo de túberoesclerosis y al Síndrome Dup 15q, la duplicación de 15q11.2-q13, de origen materno y asociado con TEA desde hace ya unos 15 años. Ambos comparten comportamiento sociales anormales y alteraciones del lenguaje, que hoy se conocen. El manejo temprano de estos elementos sindrómicos podría prevenir el desarrollo de TEA en estos pacientes.
El concepto que es necesario hacer valer es que la evaluación genética de los pacientes con TEA es de gran utilidad clínica para puntualizar el manejo de estos pacientes. Hoy, esa afirmación la soporta el gran número de condiciones genéticas asociadas con TEA.