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Profesionalismo

Creando una cultura de humanismo en la educación médica

 

Así como el estudiante busca qué cualidades quiere de su Escuela de Medicina para aplicar a ella, así, la Escuela de Medicina debe buscar las cualidades de los estudiantes que quiere y se compromete educar y formar para ser médicos. Quizás esto no se ha venido haciendo y quizás es también uno de los factores que promueven en la comunidad, la desconfianza en el médico, la desconfianza en la Medicina.

 

El profesionalismo en la Medicina no se refiere a la medicina como profesión, se refiere a las actitudes y a los valores del profesional de la medicina[1].  La Escuela de Medicina no debe solo buscar sino construir individuos que alcancen los más altos estándares académicos y, definitivamente, no antes de que sean individuos que demuestren fielmente el deseo de servir y de cuidar, de acompañar al Otro.

 

Quizás más frecuentemente de lo que creemos, oímos que el médico establece una relación de confianza -eso es confidencialidad- con el paciente y que esto es puntualmente importante para establecer una relación médico:paciente sana, que facilite el cuidado y que nos aleje de los errores en la práctica de la medicina.  Igual debe el médico lucir respeto por los demás; integridad, que significa honestidad y respeto por la verdad; disponibilidad, que señala servicio y compromiso; rendición de cuentas, que no es una moda sino honrar el cumplimiento; y, excelencia, que no es igual para todos pero que significa resultados para los pacientes.

 

En el desarrollo de ese profesionalismo se crea la cultura humanista o el humanismo, en la educación médica.  De nada nos sirve toda la ciencia, todo el acumen académico de conocimientos y habilidades cognitivas y manuales, si los desprendemos del Otro, del respeto y el amor hacia la persona humana y su dignidad.  Los profesores no podemos desconectar lo que enseñamos de lo que los estudiantes observan.  Precisamente allí yace vivo, el otro curriculum en Medicina, el curriculum oculto, y nosotros los docentes debemos concebir nuevamente la Medicina como una ocupación orientada al servicio y prácticas que no riñan con la ética y la autenticidad ética, donde mientras se recibe con beneplácito la observación del estudiante que identifica y cuestiona prácticas de la educación y sus propósitos -incluso en la sociedad misma- que son problemáticas, también reconoce si ellas responden más al interés de la institución formativa que al interés del estudiante.

 

Esto, seguramente, revelaría la distancia entre los valores del cuidado y atención de la salud por parte de los profesionales y los valores y prioridades de las instituciones de salud.  En ese momento no debe ser obstáculo para las reflexiones.  Si se avoca a la discusión de las prácticas que financian la atención médica, esa discusión debe hacerse, particularmente cuando entonces enfrenta 3 elementos de ella: la institución de salud o la institución formadora, el médico o el estudiante de medicina, y, la medicina regida por las aseguradoras o la investigación sufragada por la industria.

 

El balance es uno delicado, cuyo resultado o favorece u obstaculiza el desarrollo del profesionalismo en la educación médica.  Es fácil entender entonces que esta cultura de humanismo no puede prosperar si solo se califica, pero no se nutre continuamente con nuestras actitudes y comportamientos.  Evaluar y valorar el profesionalismo no es lo mismo.  Volver a las razones por las cuales ustedes, los estudiantes, tomaron el camino para hacerse médicos nos recuerda a nosotros que profesamos las enseñanzas, para retomar los facilitadores.  Si fue una sentida responsabilidad social, si fue la idealización de la profesión aún no bien conocida, si fue una forma de conciencia moral o, incluso, de escalar posición social, es necesario que el currículo de la enseñanza médica vuelva sobre esos pasos.

 

Estas rotaciones que ahora hacen, en el escenario desconocido de la práctica médica privada, también son necesarias como lo son las prácticas en las salas hospitalarias. El consultorio privado es un pequeño laboratorio de la sociedad y allí se producen muchos interrogantes, los mismos u otros que se descubren en el consultorio público, en la práctica urbana o en la rural.  Estos laboratorios, al mismo tiempo que son de un incalculable calor o frialdad humanos, construyen en su efecto o en su defecto, el humanismo necesario para que la ciencia de la Medicina sea también arte en su desarrollo. Entonces, en esa vigilancia y aprendizaje se tiene el instrumento para constantemente hacerse el escrutinio personal que les indicará si tienen que renegociar el contrato social con la comunidad donde viven y ejercen, como con los otros grupos con los que conviven en comunidad.  Así estaremos educando “médicos virtuosos, sensibles y con habilidades”.[2]

 

La historia de la Medicina en el siglo XX comienza como la reforma y el crecimiento inicial de la medicina organizada, donde crece no solo científica y tecnológicamente sino su status y legitimidad se asientan.  Luego, entre los años 1940s hacia los 1960s, la medicina se coloca en el ápice del sistema de salud, allí domina todo lo concerniente a ella como profesión dominante: controla la producción de conocimiento, ejerce autoridad sobre todas las otras disciplinas de salud y mantiene el control de toda la organización médica y el sistema de salud, lo que le confiere poder económico, político y cultural, como señalan Brian Castellani y Frederic W. Hafferty, en el texto mencionado arriba.  Ahora, está en la fase de la corporativización de la medicina, originada y marcada por los altos costos de la medicina, su práctica y su industria, y la aparición de los sistemas de manejo de la atención médica o HMOs (Health Managed Organizations), por sus siglas en inglés.  Algunos llaman a este período el de la proletarización de la medicina, otros, el de la desprofesionalización.

 

Con esto, nos enfrentamos a lo que algunos han considerado 7 formas de reunir el profesionalismo médico, y que solo definiré brevemente para que, en el transcurso de su formación, ustedes vayan adentrándose en sus intimidades y vivencias:

 

  1. Nostálgico

La clase dominante de médicos está constituida por individuos o grupos y organizaciones que controlan el status elitista dentro de la medicina organizada pero anclados en las condiciones primigenias basadas en la autonomía y el dominio de la clase médica

  1. Empresarial

Casi opuesta a la forma nostálgica, donde la medicina se practica como un negocio al reconocérsele como un centro de produce ganancias y se maneja bajo la ética de los negocios

  1. Académico

Muy ligada a la clase médica reinante, estos médicos se dedican a la formación académica y trabajan en centros académicos, escuelas de medicina y organizaciones similares

  1. Estilo de vida

Esta es la más reciente forma de profesionalismo en la clase médica y muy cercana a la forma empresarial, para quienes la práctica de medio tiempo o con limitación de las horas de trabajo o número de pacientes lo permiten la culminación de importantes cambios económicos, culturales y políticos

  1. Empírico

Esta es el alter ego del profesionalismo académico.  Estos son los médicos/académicos/investigadores, contrario a los que conocemos como médicos/investigadores/clínicos.  Aquí la autonomía y la competencia técnica están calificadas muy alto, pero también lo están el comercialismo y el derecho que reclaman a beneficiarse de sus descubrimientos o hallazgos.  Tienen un conocimiento pragmático de la importancia de generar dinero

  1. No reflexivo

Aquí se reúnen los médicos más antiguos, los médicos de la comunidad y la calle.  No son investigadores, no son activistas, no son comerciantes. Estos son los pacientes que todos los días se levantan temprano, van a su trabajo, tratan pacientes y regresan para repetir el ciclo al día siguiente

  1. Activista

Este es un grupo pequeño pero consistente a través de toda la historia de la medicina, enfocados ideológicamente y marginalizados.  La preocupación principal de estos grupos es la justicia social.  Toman muy en serio el Juramento Hipocrático convencidos que el médico está para servir a los pacientes y a la sociedad

 

 

Para muchos, el comportamiento y los valores -el profesionalismo- es una combinación de estas 7 formas.  La educación médica debe orientarse en la construcción del humanismo para la práctica y la vivencia de los médicos en cualquiera de los estratos en los que se desenvuelva.

 

 

[1] Educating for professionalism: creating a culture of humanism in medical education. Ed: Delese Wear & Janet Bickel. University of Iowa Press. Iowa City 52242. 2000.

[2] Professionalism in Medicine. Critical Perspectives. Ed: Delese Wear & Juie M. Aultman. Springer Science+Business Media. LLC. 2006

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