- Ago 5, 2016
- Pedro Vargas
- Adminstración de Salud, Cáncer, Cáncer y Oncología, Enfermedades infecciosas, Jóvenes, Salud Pública, Vacunación, Vacunas
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Pocas veces tengo que ser rudo al escribir pero quien no quiere escuchar algo duro, que mida sus palabras. En el área de Salud Pública todos pueden opinar pero no todos pueden pontificar.
En la última semana hemos oído sandeces que rayan en el delito de una señora invitada que surge del Pacífico como experta en todo y en nada. Sus desafortunadas opiniones en asuntos de salud debieron ser refutadas enérgicamente por el Ministerio de Salud de Panamá y por las asociaciones médicas nacionales. Nadie lo hizo. ¿Temor a Dios? Lo que sí es cierto que son de orden delictivo.
No es cierto que la vacuna contra la infección por el virus del papiloma humana, una vacuna contra el cáncer, haya “matado a miles de niñas”.
No es cierto que los pediatras vacunamos alrededor del mundo contra la infección de transmisión sexual “para que los niños se inicien en actividad sexual” genital, oral u anal antes de que sean responsables de esa actividad.
No es cierto que “existe un negociado” por organismos internacionales y extranacionales en cuanto a la promoción de la salud y la prevención de las enfermedades transmisibles y la muerte.
No es cierto que haya “un comercio de órganos”, que se iniciaría cuando se promueve la prevención de embarazos precoces o embarazos indeseables y, cuando se propende prevenir abortos criminales.
Estas aseveraciones son no maliciosas, son dañinas y de una malignidad que no es ni será jamás, ética. La maledicencia, que choca contra cualquier ética, la católica incluida, no puede ser aplaudida. ¡No se debe permitir!
La vacunación contra el virus del papiloma humano está INDICADA en niñas de 9 años en adelante, las adolescentes y las mujeres jóvenes hasta los 26 años. La infección por el virus del papiloma humano es de transmisión sexual y su prevención, entre otras medidas, es protegiendo con la producción de anticuerpos específicos para bloquear la infección en el momento futuro que el individuo está en contacto con él.
No existe APROBACIÓN alguna para vacunar a mujeres mayores de 26 años. Igualmente, la vacuna contra el papiloma humano está indicada para los varones en los mismos rangos de edades: entre los 9 años y los 26 años de edad.
Las INDICACIONES de vacunación contra el virus del papiloma humano son:
- Prevención del cáncer vulvar y vaginal
- Prevención de enfermedades causadas por los tipos 6, 11, 16 y 18 (Gardasil) y tipos 16, 18, 31, 33, 45, 52 y 58 (Gardasil de 9 serotipos):
- Cáncer cervical uterino
- Verrugas genitales (condiloma acuminado) y lesiones displásicas
- Adenocarcinoma cervical in situ
- Neoplasia cervical intraepitelial grado 2 y grado 3
- Neoplasia intraepitelial vulvar grado 2 y grado 3
- Neoplasia intraepitelial vaginal grado 2 y grado 3
- Neoplasia intraepitelial cervical grado 1
- En varones para prevenir las verrugas genitales
- En personas entre los 9 años y los 26 años de edad para la prevención del cáncer anal y otras lesiones anales precanceros
Educar e informar a los padres de los niños y a los adolescentes, honrando la privacidad y la confidencialidad, que son pilares de la relación médico paciente -y los niños y los adolescentes tienen derecho a ello- es un compromiso de todo pediatra. Los Derechos Humanos no solo se respetan y se observan, sino que se promueven.
Todo niño, no importa origen ni sociedad, tiene derecho a recibir probadas vacunas que le protegerán de adquirir infecciones que llevan a resultados, no rara vez, nefastos. Nadie tiene derecho sobre ese derecho de los niños. Ni siquiera sus padres que, en nuestra legislación, pueden perder la potestad sobre sus hijos si les niegan protección y educación.
Yo practico la Pediatría en Panamá, desde 1978, y soy pediatra calificado por el Board de Pediatría de la Academia Americana de Pediatría desde 1976. No soy un recién llegado ni un aventurero en esta responsabilidad de cuidar y hablar por los niños y por los adolescentes. Y lo hago con vigor, con firmeza, con convencimiento y conocimiento honrando un compromiso con las familias de mis pacientes y de todos los niños donde mi voz se pueda o se quiera oír.
Nada la acallará: ni reyes, ni gobernantes, ni jerarcas, ni apóstoles, mucho menos infractores de la Ley, impostores de títulos, ni profesionales vendedores de falsas ilusiones o ideologías.