Así como el suicidio se puede prevenir, no se puede predecir. Aquella persona que se siente mal, desesperanzado,  está buscando ayuda para sentirse  mejor –es horrible sentirse tan mal-  para no quitarse la vida.

“Romper el silencio” no es suficiente pero es el primer paso, y lo da la persona desesperada, buscando.  Hay que estar para extender la mano, para escuchar. Y eso es lo que hace un centro de llamadas de urgencia para prevenir el suicidio.  Una llamada que salvará una vida, una llamada sin costo alguno, fácil de hacer, confidencial y privada.  Pero si no es confidencial y privada, nunca llegará. Si no se puede marcar porque no hay un número que marcar, nunca llegará.

Cada necesidad es única.  Cada búsqueda es particular y puntual, individual. Cada llamada será única.  No toda llamada es por la inmediatez de quitarse la vida.  Pero, toda llamada es importante y su respuesta debe hacer sentirse a la persona que la hace, en buenas manos y apoyada.  Por eso, un centro de llamadas

• No debe limitar la edad de quien la hace
• Debe tener respuesta las 24 horas del día todos los días del año, días festivos incluidos (quizás los días que más favorecen terminar con el sufrimiento)
• Debe ser atendida por personas entrenadas de una misma forma, profesional o voluntaria
• Debe hacerse posible para personas que no hablan español e incluso, para personas sordas o que no escuchan bien
• Debe poder interconectarse con instancias similares en otras partes de la ciudad, del país o del mundo

En Panamá no tenemos este gran instrumento que alcanzaría a muchas personas y salvaría vidas.  Sé de que hay personas interesadas en establecer una “línea caliente” para responder a la ideación suicida.  Ojalá pronto se tenga una respuesta sentida.

Mientras tanto, se debe llamar a los servicios de Urgencias de los hospitales  y, particularmente, el del Instituto de Salud Mental, que tiene respuestas las 24 horas del día y podría iniciar el rescate de personas en situación crítica. 30/4/2019