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Las enfermedades más comunes en los niños, sobretodo en la infancia, son las enfermedades de origen infeccioso. Y, entre ellas, las de origen viral. Eso no significa distraernos y no considerar una etiología bacteriana en algunas de ellas. Pero no es cierto que todas las infecciones en este grupo de pacientes son por microbios del género bacteria y, por ello, la pelea diaria contra el uso indiscriminado y arbitrario –venga de quien venga- de antibióticos.  «El niño tiene una infección, necesita un antibiótico».  NO! No es así en la gran mayoría de las veces.

 

Las infecciones son producidas por bacterias (como el Mycoplasma sp, o el Pneumococo), virus (como el de la polio o los resfriados comunes), protozoarios (como la toxoplasmosis y amebiasis), helmintos o lombrices (como el áscaris) y hongos (como la Candida sp). Todo esto lo aprendimos un día en las escuelas. Las infecciones se transmiten por la contaminación de las secreciones respiratorias y saliva ya sean nasales, orales o bronquiales, de las heces, o de exudados o transudados húmedos y de la sangre, de las secreciones vaginales. Y, los vehículos de la transmisión suelen ser las manos, la tos, el estornudo y las relaciones sexuales no protegidas por el contacto de mucosas o de secreciones. O bochornos de moda como la loquera de embarrar de secreciones vaginales a un recién nacido por operación cesárea, o comer pastillas de placenta humana.

 

Las infecciones claro que se pueden no solo “coger” en las escuelas sino también diseminar en las escuelas. Se adquieren también en la casa del paciente, en el Shopping Mall, en los hospitales, en la iglesia, en el salón de belleza, en el parque de diversiones, en las áreas comunes de los edificios de viviendas. No son una enfermedad para la cual hay que encontrar culpables sino responsables. Una cosa es el responsable y otra cosa es el culpable. Por ejemplo, el culpable no es el cumpleaños sino el organismo que infecta mientras que el responsable es el padre o la madre que decidió llevar al niño de 4 meses a un cumpleaños para celebrar 5 años de un primito o vecino, donde seguro habrá niños enfermos con catarro y moco distribuidor.  La escuela debe ser informada de alguna enfermedad contagiosa para tomar precauciones cuando es posible, pero la primera precaución la toma el padre de familia no enviando su niño enfermo a la escuela.  La escuela como guardería merece que se le proteja contra enfermedades prevenibles.  Otra responsabilidad de los padres es vacunar a sus hijos para toda enfermedad infecciosa para la cual hay vacunas de probada eficacia y seguridad.

 

Estas infecciones suelen contraerse por el contacto de piel y secreciones, por ello, el lavado de las manos es su mejor antídoto. Las manos suyas, las de la nana, las del papá, las de los hermanitos –sobre todo las de aquellos que asisten a la escuela-, la de los compañeritos de clases o las maestras, las de los otros niños en el salón de juegos o en las heladerías y los cumpleaños, las de la familia que se reúne para estar juntos, “you name it”!

 

Entonces, en lugar de andar con una lupa gigante a lo Sherlock Holmes, trabajo que le corresponde es a la autoridad de salud, lávese las manos, lávese las manos, lávese las manos. 6/9/2017

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