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Si algo inquieta más a los padres es por la anécdota primigenia que acusa al fenómeno normal del desarrollo de las piernas como la causa de cojera, de bamboleo al caminar o de las piernas en paréntesis que tiene el tío Carlos, el vecino o Roy Rogers.  No hay forma de aliviar a los padres si el pediatra no se adelanta y les habla de esto, antes de que el bebé dé los primeros pasos.  

Nadie nace con las piernas rectas. La flexión de las caderas en la posición fetal se acompaña de flexión a nivel de las rodillas y cruzamiento de las piernas en la mayoría de los bebés in uterus.  Solo aquellos que vienen «de pie» o «de nalgas» o sacro, traen las piernas estiradas.  Las piernas son curvas al nacer y siguen curvas hasta que el crecimiento longitudinal las va enderezando.  Este es un proceso más o menos largo, de varios años.

El tronco es lo que crece más rápido en la niñez y hasta entrar en la adolescencia, las extremidades superiores crecen más rápido que las inferiores.  El pie es la parte de las extremidades inferiores que más temprano crece  y alcanza la mitad del tamaño del pie del adulto entre los 12 y 18 meses de edad.

Desde la infancia hasta los primeros 5-7 años las piernas progresan de su forma curva (posición varo) a enderezarse (posición valgo).  Las tibias (piernas) tienen su curvatura obvia durante todo el primer año y hasta el 2º o 3er. año, cuando ya ha comenzado a deambular («toddler years«).  Por ello, las piernas arqueadas se designan como las del vaquero que monta caballo o como arcos que, cuando juntas las dos piernas hacen el signo del paréntesis.  Eso se da en el desarrollo normal de las extremidades inferiores y se conoce, entre los médicos, como genu varum.  

Alrededor de los primeros 3 a 5 años de edad y como hasta los 8 años, el niño junta o pega las rodillas («knock-knees») y es lo que el común de la gente llama «patizambo», para los médicos, genu valgum fisiológico.

Cuando el niño decide caminar (para algunos tan temprano como los 9 meses o tan tarde como los 15 meses) lo hace siguiendo un patrón clásico, que es lo que le permite al pediatra reconocer una marcha anormal de una marcha en desarrollo.  Inicialmente y buscando mayor estabilidad, su marcha –la marcha del borracho– se caracteriza porque la base de sustentación del cuerpo es amplia, es decir, las piernas están bastante separadas y los tobillos ligeramente en flexión plantar. La mecánica de dar los pasos se caracteriza entonces por un periodo corto de la estancia de una extremidad con movimientos de dar los pasos más frecuentes y rápidos, casi que como autómatas o robots. Los brazos no se mueven en coordinación con el movimiento de las piernas, no tienen reciprocidad, y se mantienen altos, «en guardia», para encontrar balance y para protegerse en las caídas.  Hacia los 2 años, este patrón se hace menos marcado y un 80% de los niños ahora coordinan el movimiento de las extremidades .  Aún, la base de sustentación o apoyo sigue siendo amplia.  

Aparece entonces la tendencia a «meter los pies» («in-toeing«) y a juntar las rodillas («knock-knees«).  El in-toeing aparece en el niño antes de los 3 años de edad y presenta esta tendencia de caminar con ambos pies.  La unilateralidad debe llamar la atención por un problema ortopédico no transitorio y la persistencia, aún en la forma bilateral, más allá de los 5 años, debe llamar la atención para su investigación.  El knock-knees es un  «genu valgum» marcado y se corrige al del adulto, mucho menos valgo, hacia los 5 años de edad.  

En niños menores de 2 años, la causa más frecuente del «in-toeing» es por la angulación muslo-pie, fisiológica, que se conoce como versión tibial interna.  La andar del niño sugiere el de un caballo y se le conoce como marcha de equino.  La causa más frecuente de «in toeing» en niños de 2 años de edad o mayores es la torsión femoral interna, que corrige por si solo -espontáneamente- a los 3 años de edad.  Ese niño suele sentarse en el piso con las piernas en W o la posición de «jugar jacks» o «ver TV».  

Así también hay niños que «sacan el pie» («out-toeing«) y muchos de ellos lo corrigen solos alrededor del 3er. año de vida. Su persistencia debe ser evaluada por su pediatra, primero, y si es necesario, por un ortopeda pediatra.

Este proceso de maduración de la marcha toma hasta aproximadamente los 7 años de edad.  Yo lo digo simplemente, «el niño no ha aprendido a caminar sino hasta los 7 años de edad«.  Hay niños que lo hace antes, definitivamente, pero en la variedad está el placer.

 

Una última palabra.  La única forma de examinar la marcha del niño en crecimiento y desarrollo es viéndolo caminar desnudo: sin pantalones, sin pañales, sin medias, sin zapatos y, sin camisa.  Hay que verlo deambular en un espacio más o menos largo para observar cómo aplica el pie, como lo levanta, como mueve la cadera, y la fuerza muscular y su balance.  El examen del pediatra se logra observando al niño mientras:

  1. Camina de forma regular
  2. Anda en la punta de los pies o dedos
  3. Anda sobre los talones
  4. Corre
  5. Camina en zig-zag
  6. Se levanta del suelo sin ayuda

 

Todos los niños aparentan tener los pies planos hasta aproximadamente los 5 años de edad.  El abundante cojinete adiposo en la planta del pie en los primeros 5 años de edad, da la impresión de un pie de elefante.  Antes de esa edad no es correcto hacer el diagnóstico de pie plano o pie con arco longitudinal hiperelástico.

 

Entonces, menos stress y más paciencia.  El desarrollo de su niño está en camino, déjele andar ese camino sin tanta intervención innecesaria.  Se va a encontrar con un galeno que la complacerá y hará, también, cosas innecesarias.