- Mar 6, 2021
- Pedro Vargas
- Cultura médica, Cultura Política, Educación Médica
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La relación médico:paciente es una de confidencialidad. Confidencialidad significa confianza, que se deja en manos de otro, en quien confiamos, nuestra seguridad. En Medicina, es una relación sagrada porque la vida humana es sagrada, por más que aceptemos la muerte como su consecuencia natural, hay que cuidarla. ¿Cómo se subscribe? Con una formación humanista que alimente la educación académica y científica, desde la escuela de Medicina, que debe escoger el perfil de estudiante que quiere, hasta que deje de ejercerse la profesión, al final de una carrera dedicada, siempre calificada por los resultados y por los medios.
En la integridad de esta relación, nos comprometemos los médicos con los pacientes, seres humanos como nosotros, con las mismas aspiraciones por la salud y el bienestar, con los mismos derechos por los resultados óptimos. Por eso, les debemos responsabilidad, como compromiso; les debemos dedicación, como compromiso; les debemos preparación y formación excelentes, como compromiso. Pero todo eso que les debemos, también nos lo debemos. Por eso, no pocas veces nos alejamos de nuestras familias por aquellas familias y volvemos la mirada a nuestras familias para encontrar las angustias y las alegrías de aquellas.
No puedo aceptar por ninguna razón que se permita competir por plazas de formación de posgrado, sin competir en el campo de las ciencias y en el campo de las humanidades, y saltándose requisitos indispensables de probada capacidad y habilidad básicos en Medicina. Es decir, no es negociable que los elementos que garantizan conocimientos y habilidades para el ejercicio de la medicina y la cirugía, como comportamientos en ese ejercicio, se desechen porque vivimos una crisis. Esto es tan ridículo y jalado de los cabellos, que me permite pensar en trampa o desvío para favorecer individuos con especificidad e irresponsabilidad. Si vivimos una crisis para crear otra, solo significa que no aprendemos, que no hemos aprendido, que el dolor humano por la enfermedad y la pérdida de vidas no nos ha sensibilizado en favor de ejercer una medicina con emociones y sentimientos humanos, con conocimientos basados en evidencia científica y cuidadas habilidades.
Los internados en la profesión médica no son para obtener fuerza laboral barata, para que otro cuide los pacientes durante las horas de sueño mías. Los internados son tiempo para adquirir conocimientos sobre el ser humano, hoy enfermo, en el escenario real y descarnado de la enfermedad, para aprender habilidades y comportamientos cerca de aquel otro profesional -cuya formación y experiencia- garantizan al paciente, confiado en la excelencia y dedicación de su cuidado, seguridad y buenos resultados, mientras se perfecciona y mejora la educación médica del interno. Para llegar allí y para seguir avanzando a los estudios superiores, el candidato a interno tiene que ser calificado con estricto sentido de responsabilidad docente. Los estudios de medicina son muy heterogéneos, no son iguales de un centro a otro, porque los centros de formación médica tienen características variadas e intereses propios, aún haya valores comunes, según sea su filosofía sobre la educación médica.
En la formación médica, y el internado es uno de esos peldaños, se enfrentan y confrontan “mensajes conflictivos éticos, sociales, emocionales e intelectuales”, como ha escrito Delese Wear, en Educating For Professionalism. Creating A Culture Of Humanism In Medical Education. Alimentar esa formación científica y académica constantemente, con la docencia de la actitud y el comportamiento personal -el “currículo oculto”- es tan necesario como calificar el currículo formal, conferirle grados a la calificación y a las políticas de la enseñanza de cada centro formativo. ¿Dónde se gestó la iniciativa de que un ente político, como una Asamblea de Diputados, dicte los requisitos para formar médicos, que le son propios a escuelas?
No se puede aceptar que los metros utilizados para tales mediciones se reduzcan porque tenemos que llenar plazas de trabajo, “plazas para médicos internos”, y en prejuicio de los requisitos académicos y humanistas que obligan a la profesión médica. Este paso que se intenta, como se refleja en la Resolución No. 01 del 3 de marzo de 2021, del Ministerio de Salud, es el primer paso para también garantizar un deterioro de la formación médica, de la atención a los pacientes y la confianza de la población en los médicos del país. 6/3/2021