- Nov 8, 2020
- Pedro Vargas
- Ciencia, Ciudadanía, Cívica y Política, Cultura Democrática, Cultura Política, Historia Universal, Temas ciudadanos
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Emergió la rectitud y la decencia para liderar y para liberar. La supremacía permitida es la del respeto a la diversidad y a la dignidad humana. Los derechos a lucir son los derechos humanos. El lenguaje a usarse solo tiene un acento, el acento coherente de quien escucha a quienes sus privilegios les han sido conculcados por los apetitos voraces de otros, y atiende las necesidades de todos, dando prioridad a las de los más necesitados. Esto es lo que se espera, desde la asunción a la primera magistratura de los Estados Unidos, de Joe Biden.
Es de justicia señalar que prevaleció la democracia electoral, que se le permitió al pueblo hablar y se le escuchó, pero mejor, se respetó su veredicto. Hablaron todos, hablaron aquellos que sintieron estar mejor representados por uno o por otro. Se ha empezado a recuperar el respeto al Otro.
Ya no más mentiras, ni falsedades, ni negación de lo que se dice y se hace frente a funcionarios, frente a amigos, frente a las cámaras, frente a los micrófonos, o a escondidas. No más gestos vulgares e irrespetuosos, no más patanerías, prepotencia, burla e insensibilidad. No más racismo ni discriminación de ningún tipo. No más malas maneras ni mala educación, aún educado. No anticiencia, ya sea por arrogancia o sea por ignorancia. No más abuso de las familias, como estén constituidas, del derecho de los hijos a crecer con sus padres, del derecho de los padres de ver crecer y proteger a sus hijos.
Lo que hoy se ve en las calles y avenidas de los EEUU es una celebración, una fiesta, como nunca antes se había visto. Un deseo genuino de bailar. Se podrá decir que no es de Joe porque no se hace por él. Cierto. Esta celebración y fiesta es porque a quien buscaba su re-elección le derrotaron más de la mitad de los ciudadanos, entre los que no le creyeron nunca y los que le fueron dejando de creer más tarde. Esta celebración es porque se derrotó el autoritarismo, la decisión inconsulta, la postura irreverente y arbitraria en todos los escenarios, nacionales e internacionales. Esta celebración y fiesta es porque se rescata la democracia.
Los libros de la historia tendrán que dejar para la posteridad, escrito de forma indeleble, esta horrible pesadilla de 4 años creada por una grotesca dirección y administración norteamericana que, nunca debió de existir, pero si ha existido para que los pueblos aprendan la diferencia y los resultados entre justicia e injusticia, entre respeto e irrespeto, entre tolerancia e intolerancia, entonces enseñó, aunque con sangre. 7/11/2020