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Hoy, 8 de agosto de 2021, el mundo registra, de acuerdo al Centro de Coronavirus de Johns Hopkins University of Medicine:

 

  • 202 millones, 658 mil 82 casos de COVID-19
  • 4 millones, 293 mil 491 muertes por COVID-19
  • 4mil 339 millones, 644 mil 27 dosis de vacunas administradas

 

 

En Estados Unidos, 50.72% de la población está totalmente vacunada pero aún no se alcanzan los porcentajes necesarios para lograr inmunidad de rebaño, de tal forma que aún, las poblaciones que no se han podido vacunar por diversas razones, entre ellos los niños menores de 12 años y las personas con enfermedades inmunológicas o inmunocomprometidas por enfermedad o medicamentos, están a riesgo de infectarse y enfermarse, y son las que comienzan a ocupar las camas hospitalarias y las de unidades de cuidado intensivo.

 

En Panamá, el 17.40% de la población está completamente vacunada y es de esperarse que este porcentaje suba significativamente con la vacunación de 2ª. dosis que se inicia esta semana.  Panamá ha administrado 3 millones 92mil 971 dosis de vacunas y 738,794 personas han completado la vacunación.

 

Ya se ha informado de la presencia de la variante Delta en nuestro territorio.  Era solo cuestión de tiempo.  Esta variante es más contagiosa y más nociva e invasiva, por lo que aumenta el número de casos, de hospitalizaciones de y muertes, predominantemente entre no vacunados.

 

Las infecciones que irrumpen en el vacunado (“breakthrough infection”), ocurren con todas las vacunas, aunque son raras.  De allí que ocurran también con personas vacunadas contra COVID-19.  Es muy raro que una vacuna produzca una inmunidad total (“sterilizing immunity”) que prevenga por completo el adquirir la enfermedad por la vacunación.

 

Las vacunas no actúan como la barrera que una máscara facial levanta para evitar que el virus entre al cuerpo e infecte nuestras células.  NO, así no es como la vacuna protege y es importante conocerlo, porque las máscaras seguirán recomendándose a pesar de estar vacunado, porque su acción es a otro nivel.

 

Las vacunas vienen a mostrar su utilidad cuando el virus ha infectado las células.  Se dispara la alarma y la memoria inducida por la vacuna sobre las “señas y señales” del virus, montan la respuesta inmunológica para contener la proliferación o replicación del virus, con lo que se disminuyen o se bloquean las molestias de la infección (enfermedad) y las complicaciones de ella (hospitalización, requisito de atención de cuidados intensivos).  Por eso, la infección por el virus en el paciente vacunado es diferente a la que ocurre en el individuo no vacunado.

 

Las actuales vacunas ofrecen alta protección contra la infección por la variante Delta.  Por ejemplo, en los EEUU se ha señalado que 2 dosis de la vacuna de la plataforma mRNA (Pfizer y Moderna) son 88% eficaces contra la variante Delta.  ¿Por qué entonces hay un resurgimiento de infectados, de enfermos y de hospitalizados y hasta de muertos por COVID-19?  Porque hay regiones donde más de la mitad y hasta más del 90% de la población no se ha vacunado.  No hay otra razón.

 

Para mí es muy difícil entender que colegas médicos no tengan el acceso a la información veraz a la que yo tengo acceso desde mi computadora en mi casa o en mi oficina.  No entiendo cómo se despojan de vergüenza para desinformar.  Solo se puede hacer, si se pertenece a un desafortunado grupo de personas diseminadas en el globo, dedicadas con aviesos propósitos, no a cuestionar la ciencia, que es válido, sino a desmentirla sin pruebas que puedan sostener frente a ese mismo auditorio científico.

 

La protección de grupo o la inmunidad de rebaño es un cálculo matemático variable, porque depende de la capacidad contagiosa del organismo que produce la enfermedad.  Basados en el número R, ese número que nos señala cuántas personas serían infectadas por un infectado, para el virus SARS-CoV-2 se calculó un R de 2.5, o sea que cada persona infectada con el virus, infectaría a 2.5 personas.  La variante Delta ha trepado ese número R, por su altísima contagiosidad, comparada ya con la del virus de a varicela, a 5 o 6.  Con ello, la inmunidad de rebaño ya no se alcanzaría con una población de vacunados como la del 60% para el virus SARS-CoV-2, sino que se elevaría su exigencia de inmunizados (vacunados o enfermos con alguna protección desconocida) a 80%-85%, por lo menos.  Otra razón para que sigamos usando máscaras faciales, la barrera eficaz para que el virus no alcance nuestros tejidos respiratorios, lo que necesita para replicarse de manera espantosa en cuestión de horas, y, con ello, enfermar, enfermar seriamente y producir muerte.

 

No es para asustar, es para que pensemos 2 veces qué ganamos con desinformar a las gentes, y aumentar los riesgos de enfermedad, incluso a nuestros seres queridos. 8/8/2021

 

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