- Mar 12, 2021
- Pedro Vargas
- Bioética, COVID-19, Cultura médica, Epidemias, Epidemiología, Hidroxicloroquina, Medicina, Narrativa Médica, Otras Lecturas, Pandemia, Para Doctores, Salud Pública, SARS-CoV-2, Tratamiento
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La reformulación de drogas conocidas y aprobadas para usos específicos, es un camino válido durante la pandemia actual por el virus SARS-CoV-2, por varias razones, entre ellas, que su mecanismo de acción es conocido y abre expectativas sobre un nuevo uso, que su uso previo da información importante sobre aspectos puntuales, como sus efectos adversos, que existe una urgente necesidad de encontrar formas de detener los estragos de la infección y la enfermedad.
Ahora, la reformulación no puede saltarse los pasos del ensayo en humanos y esos ensayos deben ser diseños que garanticen la alta significancia de los resultados. De esto hemos venido machacando hace buen rato. Como bastante se ha machacado de la ineficacia y potencial inseguridad de la hidroxicloroquina (HCQ), con o sin azitromicina (AZ), para los pacientes con COVID-19.
De forma recurrente el ministro de la salud panameña repite que “hay estudios que sí apoyan el uso de hidroxicloroquina”, frente a una variedad de dosis, frecuencias, duración y poblaciones que se constituyen en el mejor indicador de su pobre lugar en la terapéutica probada.
No extraña que también se recurra siempre a los mismos nombres de conocidos hombres de ciencia que han favorecido el uso de la HCQ para COVID-19, en diversas ocasiones, entre los que destacan el del Dr. Harvey A. Risch, epidemiólogo en cáncer de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Yale, cuyo decano es Sten H. Vermund, MD, PhD.
Carl Sagan dijo algún día: “vivimos en una sociedad exquisitamente dependiente en la ciencia y la tecnología en la cual prácticamente nadie conoce nada acerca de la ciencia y la tecnología”.
El Dr. Paul A. Offit, infectólogo pediatra del Hospital de Niños de Philadelphia (CHOP= Children’s Hospital of Philadelphia), nos trae esta otra cita, también en el mismo libro,[1] esta vez de un comediante australiano, Tim Minchin: “La ciencia es un método para organizar nuestra curiosidad”, que me ha parecido magistral.
Offit dice que la ciencia nos trae de la Edad del Obscurantismo a la Edad de la Iluminación. Y eso no quiere decir, que hombres y mujeres de ciencia pasen de la iluminación a la oscuridad. Incluso Premios Nobel de Medicina, de la Paz, de Química o de Fisiología. Para no hacer larga la lista, Linus Pauling es uno de los más notables. Ahora, esto no desdice de la ciencia, sino que nos recuerda que ella busca la verdad y en esa búsqueda encuentra y rectifica, y sabemos que es más fácil encontrar la verdad que aceptarla.[2]
Pero volvamos sobre aquello que ha entusiasmado a algunos que conocen el resto de la historia, pero no la aceptan.
El escrito del Dr. Harvey A. Risch, una opinión, en mayo del 2020, en el American Journal of Epidemiology[3], de cuyo Comité Editorial también formaba parte, produjo una devastadora respuesta de 6 miembros del mismo Comité Editorial, que se publicara en el Journal, el 29 de agosto de 2020[4]. Por lo extenso y los minuciosos detalles que sobre varios aspectos de a opinión del Dr. Risch escriben estos editorialista,s me restringiré a solo algunos de ellos, para que la historia no quede “mocha” y no se siga repitiendo sin aducir conocimiento de ella.
Inician su artículo recordando que como miembros del Comité Editorial del Journal ellos apoyan decididamente el debate abierto en ciencia, y sin embargo, después de examinar los hechos, están siempre dispuestos a cambiar de opinión cuando la información nueva que aparece lo valida. Y, son puntuales al señalar que porque la opinión del Dr. Risch es solo eso y no una revisión sistemática de evidencias científicas, no se le excluye de ceñirse a los hechos y a no dar informes falsos e inexactos. Agregan que asuntos como numerosos errores sobre hechos y señalamientos ambiguos que hace el Dr. Risch, tienen que ser corregidos y clarificados, aparte de que la evidencia presentada por él, seguía siendo débil, en el mejor de los casos. Mencionan estos editorialistas que evidencias más robustas han demostrado ningún beneficio del uso temprano de HCQ + AZ en pacientes de alto riesgo con COVID-19 leve (“mild”).
En sus conclusiones recuerdan que las diferencias y los puntos de vistas opuestos entre científicos son frecuentes y son bienvenidos y que aún puede existir algún grado de subjetividad cuando se decide que las fallas de un estudio son suficientes para invalidar sus conclusiones. Sin embargo, continúan señalando, el Dr. Risch no presenta argumentos robustos para refutar la evidencia científica contra los beneficios que se le reclaman a la HCQ + AZ en el tratamiento temprano de pacientes de alto riesgo con COVID-19.
Como respuesta al comentario del Dr. Risch en su publicada opinión, en el sentido que “en este contexto, no podemos darnos el lujo de un conocimiento perfecto”, le recuerdan que “frente a evidencia limitada, debemos ser muy cuidadoso para no ver informes y data, de color rosa”. Y, terminan diciendo, lo que yo también comparto plenamente: “continuar forzando el. Punto de vista de que este es un tratamiento esencial frente a esta evidencia es irresponsable y dañino para las muchas personas que sufren actualmente la infección.”
[1] Paul A. Offit: Bad Advice: or why celebrities, politicians and activist aren’t your best source of health information. 2018. Columbia University press. New York Chichester, West Sussex
[2] McIntyre, Lee C: Respecting truth: Willful Ignorance in the Internet Age. 2015. Published by Routledge, Taylor & Francis Group 2 Park Square, Milton Park, Abingdon, Oxon OX14 4RN
[3] Risch HA: Early outpatient treatment of symptomatic, high-risk COVID-19 patients that should be ramped up immediately as key to the pandemic crisis. Am J Epidemiol. 2020; 189(11):1218-1226
[4] Fox MP, D’Agostino McGowan L, James BD, Leesler J., Mehta SH & Murray EJ: Concerns About the Special Article on Hydroxychloroquine and Azithromycin in High-Risk Outpatients With COVID-19. Am J Epidemiol. Published 29 August 2020