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Para comprender políticas de salud e higiene, recurrir a la ciencia es el camino que crea confianza y aceptar que la ciencia no tiene la última palabra o la verdad final, pero siempre la busca y es prudente y humilde en ese andar.

No conocemos todo sobre inmunología del COVID-19, y, tampoco todo sobre SARS-CoV-2, pero en ciencia, conocemos más que una línea o una frase rimbombante que “suena”, o una anécdota atractiva y hasta emotiva.  También sabemos que “lo que suena bien, no necesariamente está bien”.  El “estado del arte” sí lo conocemos y lo conocemos bien. Ese «estado del arte» es el último estado de la ciencia.

Este debate no es sobre opiniones, es sobre hechos. Las opiniones valen cuando trazan caminos de investigación, no cuando los alteran fraudulentamente, cuando son solo elucubraciones para divertirse, o cuando aquejan de información.

Del laboratorio al público hay una distancia y hay un tiempo.  Esto ha sido irrespetado con la pandemia por la urgencia de conocer, por la urgencia de aliviar temores o, por la urgencia de aterrorizar.  Igualmente hay una urgencia, un instinto, por señalar, por culpar a otros, y así, las opiniones han proliferado sin rubicundez y con sordera. Un ejemplo, lo que no sabemos sobre la inmunidad natural y la inmunidad adquirida, nos tiene agotando energías y buenas maneras.

  1. Sistema inmune

Para crear inmunidad no basta con enfermarse o con vacunarse.  Es necesaria la participación de un huésped, que será o no competente inmunológicamente, y un agente infeccioso, con variable contagiosidad y que muta para sobrevivir. Esto lo vemos con la pandemia actual.  La competencia inmunológica está regida por varios elementos, entre ellos la edad del individuo.  La agresividad del virus se conoce por su capacidad de proliferar y de adaptarse.  A medida que esto se va conociendo, las medidas para controlar la infección y su contagiosidad, la enfermedad y sus desenlaces, las formas para prevenir y para curar van apareciendo y cumplen con probadas evidencias.

Dos formas de inmunidad nos interesan explorar:

  • Inmunidad innata
  • Inmunidad adaptativa

 

La inmunidad innata enfrenta inicialmente el elemento intrusivo o al intruso, sea quien sea, sin especificidad alguna, como reacciona el organismo humano a un cuerpo extraño.  Sus armas tienen un objetivo: neutralizar al enemigo, y, para ello, no son de un particular calibre. Ese ejército inmunológico está compuesto por:

  • Células que fagocitan o tragan los organismos invasores como bacterias o virus, u otros antígenos extraños
  • Células blancas o leucocitos de varios núcleos y formas o PMN (polimorfonucleares)
  • Células “asesinas naturales”
  • Células dendríticas, que preparan el antígeno para presentarlo a otras células, las células T, del sistema inmune adaptativo para iniciar o modular el proceso de inmunizar al huésped
  • Sustancias químicas producidas por estas células, como son las citoquinas y el interferon

 

La inmunidad adaptativa es más específica, más dirigida a puntos álgidos de la inmunidad y se pronuncia alrededor de 8 días después del contacto con el antígeno o el invasor.  Aquí hay células más específicas:

  • células B, que madurarán en células plasma (células B ingenuas), y producen los anticuerpos neutralizantes que actuarán fuera de las células (IgM, IgG, IgA)
  • células T (células CD4 y CD8 o células efectoras), que entran a las células para “ayudar” a hacer anticuerpos (“helper cells”) y que también se desarrollan en células para “matar” antígenos intra-celulares (“killer cells”)
  • células de memoria (células B y células T), que determinan la capacidad futura de enfrentar y neutralizar los antígenos nocivos produciendo una respuesta de anticuerpos más rápida, más específica y duradera

 

En resumen,

el sistema inmunológico despierta a organismos invasores y extraños con una respuesta innata, inmediata, inespecífica y se asienta con una respuesta que tarda unos 8 días en aparecer, específica y compuesta de un equipo duradero, al tiempo que eficaz, para combatir la infección del organismo sorprendido por ella. Entre ellas, las células dendríticas tienen una forma de rol coordinador, desde la entrada del antígeno al organismo.

 

En la infección por COVID-19 es probable que, en el inicio de la infección, incluso cuando aún es asintomática, solo se ha estimulado el sistema inmune innato. Entonces, la prueba del PCR ya aparecería positiva, como resultado de esa estimulación. 26/09/2021

 

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