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Es muy fácil observarlo y hasta sufrirlo con rabia y frustración, pero es muy difícil de aceptar.  Hay una resistencia al conocimiento o una opción por la ignorancia en la era de la información, que debimos a tiempo sospechar.  La misma tecnología que nos pone al alcance de los dedos la información que queríamos consultar o tener es la que también se ha encargado de divulgar falsedades con una eficiencia insospechada, solo inferior a su propósito de dividir a la sociedad mundial en el momento cuando mayor cohesión ser reclama.  El resultado es oneroso y, no pocas veces detestable, porque en ciencia y en medicina, cualquiera de esas opciones produce desagrado, temor y pérdidas humanas.

El escepticismo es una cualidad cultivable, hasta el momento que paraliza o que desvía hacia lo irracional.  Entonces es una estupidez.  Allí, esa línea fina y vulnerable entre la genialidad y la estupidez brilla para advertirnos.  No es válido seguir repitiendo que, porque la duda lleva al esclarecimiento y éste al conocimiento, la duda empedernida y voraz es propia de un espíritu y un intelecto superiores.  Cuando hay resistencia al conocimiento, el escepticismo es un vehículo abusado.  Cuando se le declara la muerte a la verdad, el escepticismo es su enterrador. Cuando se opta por la ignorancia, el escepticismo cierra la menta humana.

En este asunto de las vacunas y la vacunación, me siento como argumentando con “zombies”, robándole la frase título de su libro, al economista y Premio Nobel, Paul Krugman.

 

La vacuna y la vacunación y miocarditis

La introducción de la vacunación en niños mayores de 12 años, en los EEUU, se inició el 11 de diciembre de 2020.

Veamos ahora qué data hay en existencia -recuerden que la data no son opiniones- sobre, particularmente miocarditis aguda, como resultado de la vacunación contra COVID-19 y en vista de tendenciosa publicaciones sobre este asunto, dizque con serias preocupaciones, que no son más que el resultado de pobres lecturas o incompletas, sobre los estudios publicados (un par de ellos aquí, para no aburrirlos) o de una nociva malicia de anti-vacunacionistas y anti-vacunas, que si no se multiplican escandalosamente, sí escandalizan y saben diseminar por el mundo sus documentos falsos y alterados para crear incertidumbre, miedo y enfermedad.

Miocarditis, como complicación de alguna vacuna, no es algo inédito.  Se cree que ocurre con las vacunas de la plataforma mRNA contra COVID-19, pero miocarditis aguda post vacunal ha sido reportada antes, con el uso de la vacuna contra la varicela[1].

Empiezo por señalar que, al día de ayer, 23 de octubre de 2021, de las diversas vacunas contra COVID-19 conocemos estos datos:

 

  • Dosis dadas 6,680 millones ± 19.7 millones
  • Totalmente vacunados 2,929 millones ± 12 millones
  • población total vacunada 3%

 

Al 23 de mayo del 2021 el CDC[2] (Center of Disease Control, de los EEUU) había reportado que 1,560,652 personas menores de 18 años de edad, habían completado las 2 dosis de la vacunación con la vacuna de Pfizer. De estas, 652,758 adolescentes habían recibido la 2ª. dosis más de 14 días antes.  El Sistema de Reporte de Eventos Adversos de las Vacunas (VAERS), para abril del 2021, tenía reportados algo casos de miocarditis y pericarditis después de recibida una de las dos dosis de la vacuna de la plataforma mRNA, Pfizer o Moderna, en los Estados Unidos.  La mayoría de los casos confirmados ha sido en adolescentes y jóvenes adultos varones mayores de 16 años de edad. Usualmente ha ocurrido en los primeros 4 días después de la recepción de la 2ª. dosis de las vacunas.

La sintomatología usual es la siguiente:

  • dolor al pecho
  • respiración corta
  • sensación de latidos fuertes en el pecho
  • taquicardia
  • sensación de revoloteo (“fluttering”, en inglés) en el pecho
  • fatiga o cansancio

La gran mayoría de estos síntomas son leves y se recuperan con muy pocas medidas o ninguna, por sí solas.

 

Kaiser Permanente Southern California evaluó la incidencia de miocarditis aguda en adultos[3] después de, por lo menos una dosis, de vacunas cuya plataforma era mRNA (Pfizer y Moderna), entre el 14 de diciembre de 2020 y el 20 de julio del 2021. Su población de estudio fue de 2,392,924 miembros, que fueron vacunados en igual porcentaje con una o con la otra vacuna de esta plataforma. La mediana de la edad fue de 49 años, 35.7% fueron menores de 40 años, y 93.5% habían completado las 2 dosis de la vacunación.  La población “no expuesta”, o control, fue de 1,577,741 individuos.

Después de 10 días de observación, el diagnóstico de miocarditis aguda se hizo en 15 pacientes vacunados:

  • Varones 15 (todos)
  • Vacunados con 2 dosis 13 individuos
  • Vacunados con 1 dosis 2 individuos
  • Incidencia: 8/1 millón de dosis con 1ª. dosis

5.8/1 millón dosis con 2ª. dosis

  • Enfermedad cardíaca previa: ninguno

 

Entre los “no expuestos” (grupo control), el diagnóstico de miocarditis se hizo en 75 individuos control:

  • Varones 52%
  • Edad (mediana) 52 años

con lo que los autores no pudieron relacionar causalidad entre la vacunación y miocarditis, en su población de adultos vacunados.

 

De Israel, hay 2 publicaciones hechas en el New England Journal of Medicine, este año:

Primer estudio[4]:

  • Vacunados 5 millones
  • Edad 16 años o más,
  • Miocarditis con 1ª. dosis Pfizer

2.13/100,000 personas

 

Segunda publicación[5]:

  • Vacunados               5,442,696
  • Miocarditis aguda    13
  • Curso benigno          129

Los riesgos de sufrir miocarditis fueron asociados al sexo, más varones, y a la edad, adultos jóvenes menos que adolescentes. Se calculó entonces el riesgo entre los vacunados, de presentar miocarditis aguda en el curso del primer mes de vacunados:

  • 35 veces, comparado con los no vacunados
  • 96 veces entre varones vacunados
  • 6 veces entre niños de 16-19 años
  • 90 veces entre aquellos mayores de 30 años

 

En otras palabras, la miocarditis aguda ocurrió después de la 2ª dosis, en:

  • 1 d  26,000 varones vacunados
  • 1 de 218,000 mujeres vacunadas

Se consideró que los casos de miocarditis aguda ocurridos más allá de los 21 días de la primera dosis y los casos ocurridos más allá de 30 días de la segunda dosis no guardaban relación con la vacunación.

 

Quizás, como lo señala la Academia Americana de Pediatría[6], lo que más preocupa sobre la infección por el virus SARS-CoV-2 es su potencial riesgo de afectación cardíaca, que puede causa de muerte en los pacientes gravemente enfermos, ser parte de la presentación inicial de la enfermedad, incluyendo el SIMS-P, o incluso, como efecto secundario adverso de la vacunación contra COVID-19.

La evidencia de que la miocarditis aguda se desarrolla con la infección por COVID-19 está validada.

Aunque la etiología de este compromiso miocárdico no es del todo claro, parece estar relacionado con la agresividad del virus y/o la calidad de la respuesta inmune a la invasión viral por parte del huésped. La AAP recuerda que las cifras de incidencia de miocarditis aguda por la infección del SARS-CoV-2 se desconocen aún, pero estudios con resonancia magnética del corazón revelan que un 60% de quienes sobreviven a COVID-19, han desarrollado miocarditis, sin ninguna relación con la gravedad inicial de la enfermedad[7].

Aún más, un estudio con resonancia magnética en 12 de 26 atletas recuperados del COVID-19 dio indicaciones de que sufrían al momento del estudio o habían sufrido, miocarditis aguda.[8]  Esto es algo que debemos reconocer porque la infección en las poblaciones pediátricas puede pasar desapercibida por ausencia de síntomas o presentación con síntomas leves. Secuelas importantes por miocarditis aguda por la enfermedad es un riesgo significativo.  La incidencia real de este problema en atletas no es conocida y la AAP es clara y enfática en señalar que los riesgos de una miocarditis aguda debido a la vacunación contra COVID-19, que es leve y hasta se puede auto-reparar, son mucho menores que los riesgos de sufrir daño cardíaco severo por la infección con SARS-CoV-2, por lo que la vacunación no debe abandonarse.

Finalmente, Marshall y colaboradores[9], en una pre publicación este año en Pediatrics, el órgano científico de la AAP, reportan 7 casos de miocarditis aguda o miopericarditis en adolescentes sanos (a todos se le hicieron extensos estudios por otras causas de miocarditis y resultaron negativos). En ninguno se detectó SARS-CoV-2 por el RT PCR (“REAL-TIME REVERSE TRANSCRIPTION POLYMERASE CHAIN REACTION TEST) y todos ellos presentaron dolor del pecho, en los primeros 4 días de haber recibido la 2ª. dosis de la vacuna de Pfizer-BioNTech. Ninguno llenó criterios para el diagnóstico del SIMS-P (Síndrome Inflamatorio Multisistémco Pediátrico) y todos presentaron elevación de la troponina sérica, un marcador de inflamación del músculo cardíaco o miocardio. Los estudios de resonancia magnética cardíaca con gladolinio revelaron aumento de su captación tardía, propio de la miocarditis.  Todos los pacientes se recuperaron rápidamente: 3 con antiinflamatorios no esteroideos y 4 con inmunoglobulina intravenosa y corticoesteroides.

En su discusión, Marshall y sus colaboradores nos recuerdan que se ha descrito[10] que la vacuna de Pfizer-BioNTech es más reactogénica en adolescentes después de la 2ª. dosis (41.5%) cuando se compara con la tendencia a reaccionar entre aquellos con edades entre 18-55 años de edad (35.1%) como también hay mejores títulos geométricos de anticuerpos neutralizantes al SARS-CoV-2, un mes después de la 2ª. dosis, en los niños de 12-15 años de edad cuando se comparan con los títulos en aquellos entre 16-25 años.  Todo esto sugeriría que se darían y darán efectos adversos cuya seriedad y gravedad tendrán que conocerse. Por ahora, la miocarditis aguda asociada a las vacunas Pfizer y Moderna, en niños, parece de menor enfermedad y de mejor evolución, de lo que las miocarditis de otros orígenes suelen hacer.

 

 

[1] Halsell JS, Riddle JR, Atood E, et al.  Myopericarditis following smallpox vaccination among vaccinia-naïve US military personnel. JAMA. 2003;289(24):3283-32889

[2] Demographic Characteristics of People Receiving COVID-19 Vaccination in the United States. Centers for Disease Control and Prevention website. https://covid.cdc.gov/covid-dat-tracker/#vaccination-demographic

[3] Simone A, Herald J, Chen A, et al. Acute Myocarditis Following COVID-19 mRNA Vaccination in Adults Aged 18 Years or Older. Research Letter. JAMA Intern Med. Published online October 4, 2021. Doi:10.1001/jamainternmed.2021.5511

[4] Witberg G, Barda N, Hoss S, et al Myocarditis after COVID-19 vaccinatino in a large health are organization. N Engl J Med. 2021; Epub ahead of print

[5] Mevorach D, Anis E, Cedar N, et al. Myocarditis after BNT162b2 mRNA vaccine against COVID-19 in Israel. N Engl J Med. 2021Epub ahead of print

[6] AAP: Post-COVID-19 Conditions in Children and Adolescents. .Last Updated 07/28/2021

[7] Puntmann VO, Carerj ML, Wieters I, et al: Outcomes of cardiovascular magnetic resonance imaging in patients recently recovered from coronavirus disease 2019 (COVID-19). JAMA Cardiol. 2020;5(11):1265-1273

[8] Rajpal S, Tong MS, Borchers J et al: Cardiovascular magnetic resonance findings in competitive athletes recoverin from COVID-19 infection. JAMA Cardiol. 2021;6(1):116-118

[9] Marshall M, Ferguson ID, Lewis P, et: Symptomatic Acute Myocarditis in Seven Adolescents Following Pfizer-BioNTech COVID-19 Vaccination. Pediatrics. 2021; doi:10.1542/peds.2021-052478

[10] Pfizer-BioNTech. Full Emergency Use Authorization (EUA) Prescribing Information, Revised 10 May 2021 http://labeling.pfizer.com/ShowLabeling.aspx?id=14471&format=14471&format=pdf&#page=13

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