Call: +507 269-9874
Address: Consultorios Médicos Paitilla

 

Empiezo por advertir que las vacunas suelen producir síntomas y signos similares a los que produce la enfermedad salvaje, para la cual se ha producido esa vacuna.  También sabemos quienes vacunamos, que esas molestias que calcan la enfermedad, son en la inmensa mayoría de las veces, leves y de corta duración, por lo cual, asociar estos eventos con la vacuna no es fácil.

La miocarditis y la pericarditis son enfermedades raras y su incidencia como su prevalencia varía según regiones, grupos de edad y época anual.  Por ejemplo, en Finlandia (tomado de documento de la AAP) se ha informado que ocurre en 1.96/100,000 personas años en niños menores de 15 años de edad, mientras que, entre militares del ejército norteamericano, la ocurrencia es de 2.16/100,000 miembros del ejército en servicio en un período de 30 días[1].  Es más frecuente entre los varones y en pediatría se observa un comportamiento modal, con picos antes de los 2 años de edad y en la adolescencia[2].

 

La enfermedad y la miocarditis

La enfermedad COVID-19 está asociada a una amplia gama de manifestaciones cardíacas en los pacientes pediátricos, entre ellas la miocarditis y la pericarditis.  Es el tiempo que dejemos de seguir afirmando (1) que a los niños no enferman de COVIS-19, (2) que los niños no se enferman gravemente y (3) que los niños no necesitan vacunarse.  Este sendero es sencillamente una elaboración contra la vacunación y en favor de la desinformación.

“La capacidad de entender e incorporar los conceptos de riesgo y probabilidad en las decisiones basadas en ciencia”, que señalara hace 10 años Gregory A. Poland,[3] de la Clínica Mayo, para recordarnos la vieja historia de anti-vacunación, como también la infamia y fraude del tristemente célebre Andrew Wakefield, quien en un estudio publicado en la revista Lancet en 1998, asociara la vacuna contra el sarampión al desarrollo del trastorno autista, es una puntual observación sobre lo que adolecen los anti vacunas.

Pero vuelvo al asunto de las manifestaciones cardíacas de COVID-19 en los pacientes de edad pediátrica, ahora que se reconoce la posibilidad de que las vacunas de la plataforma mRNA contra COVID-19 produzcan inflamación aguda del músculo cardíaco o miocardios aguda.  Esta entidad ha sido observada antes, con la vacunación contra varicela en pacientes pediátricos.

El estado florido y amplio de inflamación (hiperinflamación) del síndrome respiratorio por el coronavirus 2 (SARS-CoV-2) se presenta igualmente en los niños, y su manifestación alarmante fue aquella que en el principio se llamó “Parecido al Kawasaki”, y que hoy conocemos como Síndrome Inflamatorio Multisistémico Pediátrico (SIMS-P). Un estudio retrospectivo y multinacional de pacientes con este síndrome[4], revisó información sobre manifestaciones cardíacas en esta cohorte de pacientes con SIMS-P.  El estudio lo constituyeron 55 pacientes de 5 países que cumplían con los criterios de admisión para el estudio. Estos son los datos encontrados (recuerde que estos porcentajes corresponde al universo de los 55 pacientes estudiados, no a toda la población de esos 5 países):

  • Edad promedio                   7.0 ± 5.2 años
  • Cuidados Intensivos          27 (49%)
  • Disfunción miocárdica      35 (64%)
  • valvulitis                              17 (31%)
  • efusión pericárdica            12 (22%)
  • anomalía coronaria             11 (20%)
  • Choque (shock)                   24 (44%)
  • Muertes                                2 (4%)

 

Once de estos pacientes (20%) cumplieron con los criterios para el diagnóstico de Enfermedad de Kawasaki y los marcadores de inflamación en ellos fueron inferiores al resto de los pacientes.  O sea, que este cuadro nuevo y muy parecido al Kawasaki, es una entidad nueva y propia de COVID-19.

El estudio más populoso de Ermias D. Belay y sus colaboradores[5] en Estados Unidos, entre marzo del 2020 y enero del 2021, consistió de 1,733 pacientes con SIMS-P y reveló la siguiente data (recuerde que estos porcentajes corresponden al universo de 1,733 pacientes con SIMS-P, no a la población de Estados Unidos):

  • Varones                                           994 (57.5%)
  • Hispanos y negros hispánicos     1,117 (71.3%)
  • Disfunción miocárdica                   484 (31.0%)
  • Efusión pericárdica                        365 (23.4%)
  • Miocarditis                                        300 (17.3%)
  • Arteria coronaria dilatada

o aneurismática                               258 (16.5%)                

  • Hipotensión o choque                    937 (54%)
  • Admisión a Cuidados Intensivos 1,009 (58.2%)

 

Entre los pacientes de 0-4 años de edad se presentaron las más bajas proporciones de manifestaciones clínicas, aunque 171 (38.4%) presentaron hipotensión o shock, y 197 (44.3%) se admitieron a salas de cuidados intensivos.  Sin embargo, entre aquellos con edades en el rango de 18-20 años de edad, se concentró la mayor proporción de pacientes con miocarditis aguda, 17 o un 30.9%.

No debe haber discusión entonces en reconocer que el SARS-CoV-2, el agente infeccioso de esa enfermedad aguda respiratoria producida por un nuevo coronavirus, daña el corazón y lo daña con saña, a menudo y con riesgo de muerte. 24/10/2021

 

[1] Arola A, Pikkarainen E, Sipila JO et al. Occurrence and Features of Childhood Myocarditis: A Nationwide Study in Finland. J Am Heart Assoc. 2017;6(11)

[2] Ghelani SJ, Spaeder MC, Pastor W et al. Demographic, trends, and outcomes in pediatric acute myocarditis in the United States, 2006 to 2011. Circ Cardiovas Qual Outcomes. 2012;5(5):622-627

[3] Poland GA & Jacobson RM: The age-old struggle against the antivaccinationists. NEJM 2011 Jan 13; 364(3):97-99

[4] Clark BC, Sánchez-de Toledo J, Bautista Rodríguez C et al: Cardiac Abnormalities Seen in Pediatric Patients During SARS-CoV-2 Pandemic: An International Experience. J Am Heart Association 2020;9:e018007

[5] Belay ED. Abrams J, Oster ME et al: Trends in Geographic and Temporal Distribution of US Children With Multisystem Inflammatory Syndrome During the COVID-19 Pandemic. JAMA Pediatr. 2021;175(8):837-845

Leave a Reply

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.