- Abr 9, 2015
- Pedro Vargas
- Bebes, Maternidad, Padres
- 0 Comments
En el recién nacido, la posición para dormir recomendada produce aún conflicto con la madre. Quizás porque no se le ha informado el por qué insistimos hoy -y hoy es decir hace 20 años- que el recién nacido duerma sobre su espalda («Back to Sleep», es el slogan inicial en inglés), como la posición segura para dormir («Safe to Sleep», el nuevo slogan).
Es natural que nos preguntemos ¿por qué?, ¿desde cuándo? Durante muchos años, el escenario de la muerte de cuna sin razón conocida en un niño sano llevó a recolectar data que diera detalles o claves de por qué moría ese niño. Uno de los denominadores comunes es que la inmensa mayoría de estos niños con «Crib Death» o «Muerte de Cuna» se les encontraba boca abajo, o posición en prono. En 1988, se tomó entonces la decisión de colocarlos a dormir sobre su espalda, o posición supina. ¿Qué se observó?
Fue difícil aceptar el cambio de posición por temor a que los niños aspiraran alimento estando dormidos boca arriba. Por eso, la mayoría de nosotros, nacidos antes de 1988, dormimos en posición prona. Hubo un declive ligero (columnas amarillas) en la incidencia de Muerte Súbita del Infante (SIDS). En 1992 la Academia Americana de Pediatría (AAP) recomendó que se asumiera la posición supina como la nueva posición para dormir. Se notó entonces una mayor declinación en las ratas de SIDS (columnas azules). Sin embargo, fue a raíz de la campaña «Back to Sleep», cuando la incidencia de SIDS marcó diferencias notables (columnas rojas), en una forma diametralmente opuesta: a mayor porcentaje de niños durmiendo sobre su espalda, menor incidencia de muerte de cuna. En algún momento, Inglaterra se calculó cuántas muertes se hubieran podido evitar y lo extrapoló a EEUU: Entre 1980 y el 2010 la diferencia es significativa.
La prueba era contundente de la asociación, que no es lo mismo que la causa, entre la posición al dormir y la aparición de SIDS. Ahora solo queda actuar.
Otras recomendaciones se han puntualizado y no deben olvidarse pensando que la sola posición para dormir es lo que se requiere cambiar para disminuir la triste y desastrosa posibilidad de una muerte súbita en un bebé sano.
Ellas se refieren a la cuna del bebé, el lugar donde debe dormir y a aspectos ambientales de su cuarto, tales como la temperatura del mismo y la limpieza.
El colchón de la cuna debe ser firme. No debe haber almohadas, ni los populares «bumpers» alrededor de las barras de la cuna. Los peluches y otros juguetes-adornos de felpa, suave, no tienen lugar en el lugar donde duerme el bebé. Tampoco debe utilizarse ningún tipo de sábana o frazada para arropar al bebé o para adornar la cuna.
El otro elemento popularizado entre «los arquitectos» de habitaciones bellas y muebles finos poliadornados son las cuñas sobre el colchón de dormir. No deben utilizarse cuñas que eleven la cabecera del bebé o que lo rodeen y menos elevar el colchón con almohadas o las mismas cuñas por debajo del mismo. Todos los bebés pueden dormir plácidamente sobre un colchón firme y plano («flat»). No hay por qué estar actuando de forma sugestionada y creer prevenir cosas como el reflujo gastroesofágico (RGE) con soluciones comerciales.
Ningún bebé debe «encumbrase» («swaddeling») porque además de restringir su actividad motriz necesaria para su desarrollo, también se incrementa de forma innecesaria su temperatura. El cuarto del niño debe estar a una temperatura tal, que el niño pueda estar allí con su pañal y suéter, sus medias y una pijama entera. Esa temperatura es alrededor de 26ºC – 27ºC, por lo que el o los adultos, si duermen en ese cuarto, deberán vencer la tentación de bajarle la temperatura. El niño se enfriaría peligrosamente y la solución no es «enchumbarlo». El otro NO-NO es entonces poner a dormir al niño en la misma cama de los padres. Las muertes por asfixia accidental son numerosas. Incluso, en la literatura se remonta la primera muerte por asfixia del bebé a esta costumbre antiquísima de acostar al niño en la misma cama de los padres. No hay que estar muy cansado, pero se estará; no estará uno de los padres profundamente dormidos por narcolepsia secundaria a obstrucción de las vías aéreas o apnea, pero se estará; no hay que estar muy dormido bajo los efectos del alcohol, pero se estaría, para que un niño muera asfixiado o aplastado bajo el peso del padre o la madre que duerme con su hijo muy querido metido en la misma cama. Muchos padres lo hacen porque están cansados o porque tienen miedo de dejar al niño solo en su cuarto o en su cuna. «Esos miedos matan».
Aunque este no es el propósito de esta revisión, en ese cuarto del bebé no se permiten fumadores, no importa la relación de consanguinidad con el niño. La muerte de cuna es más propicia en hijos de madres fumadoras.
Dos de las más conocidas consecuencias de poner a dormir a los niños sobre su espalda son:
(1) cierto grado de deformidad de la cabeza. Esto es algo pasajero, generalmente no requiere de ningún tratamiento específico, aunque algunos niños requerirán el uso de cascos que mejoren la deformidad, pero esto hay que hacerlo temprano, quizás antes de los 4 meses de edad. No daña el cerebro y se evita cambiando al bebé de posición en la cuna, no cambiando la posición supina (boca arriba). Unos días la cabecera es una, otros días la cabecera es otra.
(2) demora en alcanzar ciertos «logros del desarrollo» («milestones»). Por ejemplo, se demoran en controlar la cabeza, en levantarla, en levantar el pecho, en voltearse y, hasta en sentarse. Esto es porque en la posición de espalda «dominan todo el universo» con solo mover la cabeza de un lado a otro. No necesitan levantar la cabeza ni levantarse el torso, no necesitan inclinarse. Todo está «al alcance» de los movimientos de la cabeza. Ahora Ud. cree que eso no le preocuparía pero le va a preocupar cuando sus amistades le digan que el niño o la niña están «aguados». Para evitarlo, ponga al bebé sobre su abdomen cuando esté despierto, cuando esté despierto por tiempos prolongados. Lo puede hacer sobre su abdomen como sobre el mismo colchón firme de su cuna, o en un tapete en el suelo o en «el play».
La campaña para resolver esto es muy atractiva: En inglés se suele decir: Back to Sleep, Tummy to Play.
El «Tummy Time» es muy variable pero significativo en estimular la motricidad del niño y evitar la demora en adquirir tono y fuerza musculares.
El uso del chupete o pacifier» no solo acelera la maduración neurológica de los niños prematuros, los adecua para mejorar no solo la succión sino la coordinación de la succión, deglución y respiración sino que también ha demostrado disminuir las posibilidades de muerte de cuna. Yo lo recomiendo sin temores por el desarrollo posterior de la mordida o la orientación de los dientes en la cavidad bucal.
Ha sido refrescante hablar sobre el cuarto de su bebé, su cuna, cómo debe dormir y el origen de las nuevas orientaciones sobre todo esto con las observaciones hechas en los escenarios de muerte de cuna. No pretendo que Ud. relacione esto directamente con su bebé, sino que comprenda el origen de todas estas nuevas recomendaciones, que ya no son tan nuevas, pero que encuentran todavía resistencia entre abuelos, personas que cuidan bebés recién nacidos, personal de Salud (que no debiera ser) y amigas. Ah, evite usar detergentes para la limpieza del cuarto de su bebé, son muy irritantes a las vías respiratorias de los niños pequeños.