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La ola de cesáreas continua haciendo oleajes[1]., olas de dimensiones grandes y contundente fuerza, que engendran las no buenas razones para optar por esta vía de terminación de un embarazo. La frecuencia de cesáreas se estima entre 1:3 a 2:3 embarazos.

 

De hecho, las cesáreas tiene beneficios y tienen riesgos. Si se ventilaran los riesgos cada vez que se habla de terminar un embarazo por cesáreas, otro gallo cantaría. Por ejemplo, los embarazos después de cesáreas están más cerca de complicarse con abortos, desprendimiento agudo de placenta o abruptio placentae, placenta acreta, que suele terminar en una histerectomía de urgencia sin consideraciones por la edad de la paciente ni el número de hijos que tenga, muertes fetales, placenta previa, esa que es causa de desprendimientos y sangrados con las consecuentes interrupciones tempranas de esos embarazos y el resultado de niños prematuros, que tienen también mayores riesgos de enfermar por prematuridad.

 

Si miramos a las complicaciones inmediatas durante una cesárea, la mujer embarazada debe conocer que estas complicaciones: mayor sangrado, infecciones, tromboembolismo venosos, daño a estructuras pélvicas, mayor tiempo de hospitalización materna y frecuente enfermedad respiratoria en los recién nacidos son más frecuentes cuando el embarazo se termina por operación cesárea.

 

Este estudio que resulta de la revisión de 80 trabajos publicados en la literatura médica y con unos 30 millones de participantes, también señala que las mujeres que paren por cesárea a las 37 semanas de embarazo o más tarde tienen menos riesgos o gozan del beneficio de sufrir menos frecuentemente de prolapso pélvico (71% de disminución del riesgo) e incontinencia urinaria (44% de disminución del riesgo). Pero esos beneficios no pesan más que los riesgos y, como si fuera poco, los niños que nacen por operación cesárea tienen mayor riesgo de ser obesos hasta los 5 años de edad y a sufrir de asma bronquial hasta los 12 años de edad, cuando se comparan con los niños que nacen por vía vaginal[2].

 

La opción por cesárea tiene que ser personalizada y basada en incuestionables razones médicas, maternas o fetales. Aquí no caben complacencias por razones estéticas y, ni siquiera, los beneficios descritos arriba. Se puede estar creando otro problema, el de infertilidad.

 

Es necesario que el obstetra haga norma y estandarice la interpretación y el manejo del trazado de la actividad cardíaca fetal, que considere la versión externa cefálica en presentaciones de sacro, que se permita una labor de parto en embarazos de mellizos cuando el primer mellizo se presenta de cabeza, que durante el control del embarazo se maneje estrictamente la ganancia de peso como el control de la glicemia y, otra vez, que se eviten las cesáreas por solicitud materna.

 

[1] Pediatrics Today Smart Brief. January 24, 2018

[2] Keag OE, et al. PLoS Med. 2018;doi:10.1371/journal.pmed.1002494

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