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DESPÚES DE 5 MESES…

 

 

…muchas cosas han ocurrido y ocurren en la práctica pediátrica.  Tratare de enumerar las que más frecuentemente he sido testigo, particularmente con mis pacientes, fuera de sus casas habituales.

 

 

  • “todo no es COVID-19”
  • “molestias para orinar”
  • “creo que son picaduras de insectos”
  • “enrojecimiento de la piel y otras erupciones”
  • “dolor de panza”

 

 

 

“todo no es COVID-19”

 

Pareciera que existe la creencia que todo es COVID-19, o, puesto de otra manera, que todas las molestias y enfermedades pediátricas se acabaron con la pandemia.  Nada más equivocado, pero, naturalmente, lógico frente al temor, la incertidumbre y la conciencia ocultada de actos grupales o poca higiene personal.

 

Lo primero que les recomiendo a los padres es que hay que seguir vacunando a sus hijos y cumplir ese programa que protege probadamente. Lo segundo es que, si responsablemente se cumple con el distanciamiento físico, el alejamiento social grupal, el frecuente lavado de las manos por 20 segundos es muy probable que ya se ha vacunado contra el COVID-19, mientras llega el biológico probado (eficaz) y seguro. Y, lo tercero, es que para signos y síntomas de enfermedad siempre puede encontrar la forma de que su pediatra le resuelva, ya sea por una visita presencial al consultorio, por una videoconferencia, por un “chat” o por una llamada telefónico.

 

 

“molestias para orinar”

 

Esta queja, debo reconocer, tiene escenarios particulares.  Si el niño viste más de 2 horas una licra, un vestido de baño, unos “leggins” o ropa muy ajustada, no se sorprenda.  La molestia para orinar es muy probable secundaria a una inflamación, en las niñas, de la vulva y no a una infección urinaria, que habrá que considerar en su momento.  En los varones, sí debe considerarse una uretritis u otra molestia del sistema génitourinario.  Pero no descuente la posibilidad de pobre hidratación porque se está bajo el sol mucho tiempo, porque tomar agua no es tan importante como estar frente a la pantalla de moda o preferencia, porque “no me gusta el agua”, o “porque no tengo sed”.  Mi primera recomendación siempre es “dele a tomar más agua de la que toma”.  Y la última recomendación mía es darle antibióticos. Soy alérgico serio a la complacencia y a la adivinanza.  Soy quimiofóbico.

 

 

“creo que son picaduras de insectos”

 

Si vive en un “mosquito country” es la primera posibilidad para vencer el alarmismo, no importa qué alto viva y duerma, porque el insecto, aunque no viaja tan alto como un cohete espacial, sí tiene nicho y suficiente paciencia para esperar cuando el niño ha aterrizado a la sal de juego, al jardín, al espacio de la piscina, al parque.  Si está en la playa, sigue siendo la primera posibilidad.  Allí no solo suele estar a nivel del mar, sino que es muy poca ropa la que tiene puesta todo el día.  Entonces, mosquiteros, aplicar algún compuesto contra insectos, en la ropa y en la piel y, no aplicar perfumes o colonias. Si conoce la realidad del lugar, lleve mosquiteros o las famosas “mechitas” para quemar en un lugar que no se convierta en generador de quemaduras para un niño.  Para el prurito (mi palabra preferida para el escozor o la picazón tenga a mano calamina o Caladril™, un antihistamínico tópico como la difenilhidramina, y evite las uñas largas y sucias en el niño, para no terminar usando una crema con antibióticos y con corticoides.  Si al prurito se suman edema o hinchazón, deformidad y obstrucción de la función (por ejemplo, edema palpebral que cubre el ojo y dificulta la visión por ese ojo) entonces el manejo agudo se hace con la ingestión de un corticoide oral y/o de un antihistamínico que no produzca sueño.  En los niños menores de 3 años de edad, no deben utilizarse antihistamínicos que producen somnolencia porque además deprimen la respiración.

 

 

“enrojecimiento de la piel y otras erupciones”

 

El niño ha estado horas y horas en la piscina o en la playa o en el patio después de las 9am. y antes de las 4pm., en un país tropical en pleno verano y prácticamente sin ropas.  Los padres, suelo no preguntar dónde han estado, pero puede haber sido en el mismo lugar, pero mejor abrigados y con más pigmento en su piel, que los protege.  La quemadura solar se trata con urgencia notoria, dando agua abundante y frecuentemente, a cada rato.  La deshidratación puede ser severa y afectar negativamente la función de los riñones. Incluso, puede producir una erupción papular (se siente al tacto) como un salpullido, que se conoce como dermatitis actínica.  Cremas que refresquen y humecten la piel es lo que se coloca a esa piel.  Más nada.  Las quemaduras por la exposición al sol también producen hinchazón en áreas expuestas como la cara o los pies o las manos.  A esa deformidad no se receta sino hidratación oral. Una palabra más.  Los protectores solares (1) no están aprobados para niños menores de 9 meses de edad, (2) se aplican en una superficie pequeña de la piel antes de usarlos para toda la piel, con el objetivo de reconocer que no se produce una reacción tópica alérgica al protector utilizado, que se confunde con la quemadura solar y que puede ser seria, y, (3) no crea que porque está a sol rajado debajo de un paraguas en la playa de arenas blancas se estará protegiendo de quemaduras. Falso. La arena blanca o gris irradia la luz solar con mucha puntería.

 

 

“dolor de panza”

 

El dolor abdominal en los niños en vacaciones, ya sea en la playa, en Disney o en Chupampa sigue siendo principalmente por (1) tipo de alimentos ingeridos.  Asumimos que ya Ud. reconoció alimentos alérgenos que el niño no puede o no debe ingerir.  La otra causa de dolor abdominal en los niños, donde sea que estén, es (2) el “estreñimiento funcional”, que no se desecha como posibilidad porque “ya el niño hizo pupú” o porque “hace todos los días”.  El estreñimiento funcional está relacionado con los volúmenes de alimentos que el niño ingiere o deja de ingerir. Y, (3) el exceso de alimento ingerido, que generalmente, no es alimenticio sino “chatarra” o “chuchería”. Entonces, no es apendicitis, hasta que no sea examinado por un médico.  Tampoco es COVID-19, eso lo debe sospechar el médico.

 

 

Observe -requerirá un tiempo prudente la mayoría de las veces y sirve para constatar la coherencia entre la queja verbal del niño y su comportamiento. Por eso mismo, no pregunte al niño redirigiendo la respuesta (“te duele la barriga”) porque él o ella le dirá que sí.  No medique como se medicaría a Ud., seguro que será algo más nocivo que beneficioso, “los niños no son adultos pequeños”.  No consulte en Google, su niño seguro tiene un médico pediatra que Ud. escogió y en quien confía. 13/08/2020

 

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