Dos personas en Inglaterra, presentaron una reacción alérgica inmediata al pinchazo de la nueva vacuna contra COVID-19, de Pfizer.  No presentaron una reacción anafiláctica, que implica una severa respuesta alérgica a la exposición del alérgeno específico, con riesgo de muerte.

Estos 2 pacientes, quienes no presentaron una reacción anafiláctica, fueron tratados en el lugar inmediatamente porque ellos tenían consigo los inyectores de adrenalina, que se utilizan para contrarrestar la reacción alérgica aguda y potencialmente mortal y, que tienen siempre consigo, las personas que se conocen reaccionar con severidad e inmediatez a alimentos o productos biológicos. Por eso, inmediatamente después se informó, “están en buenas condiciones”.

Para dañar la confianza en el proceso de vacunación y en las vacunas, no es suficiente con alterar la noticia sino que, se recurre a traer el hecho de 6 muertes “por la vacuna”, cuando (1) esto ocurrió meses atrás, durante el ensayo de la vacuna con seres humanos, en 2 del grupo de vacunados y en 4, en el grupo placebo, y, (2) ninguna de las muertes fue secundaria a la vacunación ni a la vacuna.

No me propongo gastar más de una línea para ahondar en el carácter enfermizo de los canallas que hacen estas noticias, para aumentar las poblaciones de temerosos por las vacunas, a sabiendas de que, además, los exponen a enfermedad y muerte.

Son conocidas las reacciones de hipersensibilidad a los componentes de las vacunas que, además varían en seriedad o gravedad. Ellas pueden ser locales: dolor o molestias, rubor o enrojecimiento en el sitio de la inyección. Estas reacciones bastante comunes en la práctica pediátrica no contradicen volver a vacunar con la misma vacuna, si es necesario en el esquema de vacunación.

La urticaria y la reacción anafiláctica se han descrito con vacunas específicas. Lo cierto es que la urticaria no es contraindicación para volver a vacunar con ellas.  Otra cosa es la reacción anafiláctica, que se puede presentar cuando se vacuna inadvertidamente a una persona alérgica a alguno de los componentes proteicos de las vacunas.  Es por ello la advertencia clara, para personas alérgicas conocidas y que hubieran presentado reacciones anafilácticas a alguna de estas proteínas:  no puede recibir esta vacuna.  Sin embargo, reacciones anafilácticas en alguien que desconoce alergia a uno de los componentes de las vacunas puede ocurrir, aunque  más rara vez. Por ello, el sitio donde se vacuna debe estar preparado para el manejo de esta urgencia.

Una cuarta forma de reacción de hipersensibilidad se ha descrito con una de las vacunas diploides humanas contra la rabia, al aplicar el refuerzo.  La reacción se semeja a la llamada enfermedad del suero: tipo enfermedad del suero.

Estas cosas las conocemos los pediatras y los vacunadores.  Todo frasco de vacuna trae un inserto, con el listado de sus componentes y la advertencia por reacciones indeseables.  No es nada diferente para la vacuna contra COVID-19.  La integridad del proceso de vacunación no ha cambiado por la urgencia creada por esta crisis.

La proteína del huevo es uno de los constituyentes de vacunas elaboradas con huevos de embriones de pollo.  En raras ocasiones, estas vacunas pueden producir anafilaxis en quien las recibe.  Estas vacunas están enfáticamente contraindicadas en personas que han tenido reacción anafiláctica a la ingestión de huevo. Algo similar, con la gelatina que se utiliza en algunas vacunas como estabilizadores de ella.  Personas que son alérgicas a la gelatina en la carne vacuna o porcina, también podrían presentar reacción anafiláctica después de vacunarse con estas vacunas.

Si Ud. o su hijo ha tenido alguna vez una reacción anafiláctica a alguna de estas proteínas, informe a su vacunador para verificar si está expuesto a estas proteínas, con la vacuna que le corresponde.  Aún siendo de ocurrencia muy rara, es importante por su severidad.  Otras reacciones menores, como hemos expuesto arriba, no contraindican vacunarse.