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“Pandemia” solo significa que ahora sí tenemos que hacer caso a medidas de prevención, a signos de enfermedad, a responsabilidad de buscar atención médica y a seguir dando información propia de una enfermedad infecciosa que no nos interesaba conocer, porque estaba o venía de muy lejos, y que sirvió a algunos para hacer bromas o crear teorías de conspiración.

 

Cuántas ciudades, cuántos países, cuántas regiones, todos los continentes o cuántos, cuántas personas se necesitan para hablar de pandemia.  Solo una.  La que habla de pandemia.  Estas definiciones han cambiado con el tiempo y lo importante no es si tenemos una pandemia, eso lo sabremos al final del camino, sino qué hacemos para enfermar menos y morir menos.  Lo mismo que hacemos para las enfermedades infecciosas como el flú de temporada, como la varicela, como el sarampión.  Con un agravante, que no tenemos vacuna aún para protegernos con especificidad, con puntería.

 

La información veraz es la más difícil de ofrecer y de leer hoy día.  Yo he optado por no leer o no contestar porque pierdo mucho tiempo.  Lo hago ahora para cumplir con mis lectores.

 

 

Contagiosidad

 

Una enfermedad es más contagiosa que otra, en términos sencillos, cuando el organismo causante de la enfermedad es muy virulento -ya no de virus, sino de hacerse presente- y enferma a más personas.  Esta virulencia puede producir mayor número de defunciones, pero y claro está, más enfermedad porque, numéricamente hablando, habrá más enfermos, pero no indica la gravedad de la enfermedad, aunque sí, la gravedad de la situación de salud pública.  Esto es lo que ocurre con el coronavirus novel del 2019 (Covid-19):  muchos enfermos con una mortalidad relativamente baja y, más importante, concentrada en cierto grupo de edad y en individuos con cierto tipo de enfermedades debilitantes o desventajosas.

 

Siempre y no ahora, los que conocemos y practicamos medicina probada con evidencia y no medicina de escándalo y pánico innecesarios, sabemos que para contagiarnos con la mayoría de las enfermedades respiratorias de origen viral, se requieren por lo menos unos 15 minutos de intercambio íntimo, cercano, con las partículas húmedas de la saliva. Eso no es, ni tiene que ser, diferente ahora.  Si Ud. tiene síntomas de resfriado, Ud. tiene el cuidado de no ir a visitar a un recién nacido ni a un anciano de la familia para no enfermarlo.  Siga con esa costumbre y manténgase en casa mientras pasan sus síntomas de enfermedad, limpie los teléfonos y las mesas o donde suele pasar sus manos con desinfectante.  Esté segura que se ganará más indulgencias si no va a misa donde puede enfermar a otros, no salude de besos ni de manos, mantenga distancia prudente sin pasar por “ser pesado”.

 

Al paso que vamos, es probable que un porcentaje no insignificante de algunas de las poblaciones humanas en contacto con este virus, padezcan la enfermedad.  Algunos lo han calculado alrededor del 70% en el primer año de conocerse de casos de la enfermedad.  Eso depende de muchos otros factores.  Pero no será una mortandad de pollos. ¡No! Están a mayor riesgo de morir las personas mayores de 65 u 80 años, las personas que sufren diabetes y están pobremente controladas, aquellas que, además, tienen disminuida o afectada su función respiratoria como son los pacientes cardíacos y los pacientes con enfermedad pulmonar crónica.  No pareciera que en estos grupos de mayor vulnerabilidad se incluyan otras condiciones crónicas. Los niños, por algún motivo, están bastante protegidos de contraer enfermedad seria, al menos. Y los adolescentes y jóvenes adultos.

 

 

Vacuna y vacunación

 

¡Cómo nos hacen falta!  Hasta los grupos que se oponen a la vacunación y vacunas -llamados una vez, antivacunas- quisieran ahora que hubiera una vacuna contra el coronavirus Covi-10.  También estamos oyendo cantos de sirena con respecto a cuándo las tendremos.  Toma tiempo. Por ahora, a trabajar la prevención sin vacunas y con la medida probada más eficaz, el lavado de las manos.

 

 

Lavado de las manos

 

El lavado de las manos sigue siendo la medida más sencilla y a mano.  Las manos son un medio de transporte muy eficaz y ellas no deben llevarse a la nariz u ojos, boca y a otros antes de lavarse y lavarse después de todas estas manipulaciones.

 

 

La máscara facial

 

La mascarilla facial solo es para quien tose o estornuda, no para los demás, y para el personal que trabaja en hospitales o clínicas, como médicos y enfermeras.  Además, no es cualquier máscara, ni se construye en casa sobre un escritorio y con papel toalla.  La mascarilla facial debe ser una que filtra partículas virales, además de las gotas aéreas de secreciones nasales y bucaes.

 

También ha llegado el momento de que dejemos de ser gritones, que hablemos menos gritado y escupiendo menos.  Un curso de buenas maneras porque a nadie le interesa ni le gusta que le laven la cara en saliva del interlocutor, ni a los demás nos interesa enterarnos de lo que Ud. habla con la otra persona, aunque solo oigamos a una, sobre todo metidos en un ascensor, en un bus, en un metro o un avión, en un mall o un aeropuerto, densos en personas y olores.

 

 

Tratamiento

 

Así como non tenemos vacuna para prevenir la infección respiratoria viral, tampoco tenemos medicinas para tratarla.  El manejo indicado para quien pasa la enfermedad en su casa es descaso, reposo, buena hidratación, cubrirse la nariz y boca con una mascarilla apropiada, seguir lavándose las manos.

 

En el ambiente hospitalario está el paciente que requiere soporte o apoyo respiratorio: oxígeno, terapia de ventilación con máscara facial o mediante el uso de respirador mecánico, hidratación parenteral o venosa, antibióticos por complicación bacteriana de la enfermedad, y medicamentos que mejoren la función cardíaca o renal.  Estos pacientes son generalmente hombres mayores de 65 años con alguna enfermedad como las señaladas arriba.

 

 

Una última advertencia: hay buena información médica, es decir, suficiente, objetiva, veraz en sitios de reconocida seriedad científica y social como la Organización Mundial de la Salud (WHO u OMS), la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA) y el Centro de Control de Enfermedades Infecciosas (CDC) como de acceso a información nacional como el MINSA.  No recurra a la pandemia de desinformación que personas y grupos se proponen para honrar la mentira, el escándalo y la siembra de zozobra.   29/02/2020

 

 

 

1 Comment

    • Irene de Mcgowen Reply

      13 marzo, 2020 at 9:30 pm

      Exelente !!!!!

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