- Sep 6, 2018
- Pedro Vargas
- Adicciones, Alcoholismo, Anfetaminas, Cigarrillo, e-cigarettes, e-cigarrillos, Intoxicaciones, Marihuana, Salud Mental
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Las tendencias de consumo entre jóvenes adultos y adolescentes de alcohol, cigarrillo, marihuana y los estimulantes son en Occidente muy similares.
En estos dos grupos, el alcohol es la substancia adictiva más usada y la iniciada más temprano entre los adolescentes. Es alto el porcentaje de estos adolescentes que se emborrachan por lo menos una vez al mes.
El alcohol lo mezclan con bebidas energizantes con alto contenido de cafeína, con el objeto de contrarrestar el efecto sedante del alcohol. Esta combinación puede resultar en serias consecuencias como algunas arritmias cardíacas, potencialmente fatales.
También mezclan frecuentemente el alcohol con medicinas estimulantes como las anfetaminas que, además de “ponerlos High”, les ayudarían a mantenerse alertas y rendir mejor en sus clases en las escuelas, conociendo el efecto favorable que tienen estos estimulantes sobre el déficit de la atención. Sin embargo, en una persona sin el defecto de déficit de la atención, estos estimulantes no la mejoran.
El cigarrillo de combustión ha mostrado una leve disminución entre los adolescentes y jóvenes adultos, lo que parece bueno, aunque la nicotina ahora se consume vaporizándola (“e-vaporizers” y “hookahs”). El “vaping” también se utiliza con 9-delta-tetrahidro canabinol (THC), el compuesto activo de la marihuana. Vaporizar la nicotina o la marihuana no disminuye en nada su efecto dañino e incluso, lo acentúa al aromatizar la substancia vaporizada y con ello hacer pasar desapercibido su mayor concentración y su mayor consumo.
El uso de marihuana ha aumentado y mucho más entre adultos jóvenes que entre adolescentes, pero ha aumentado en ambos grupos de forma progresiva y ascendente. Entre los adolescentes, con la falsa idea de que es inocuo su consumo y la aprobación de sus padres. Muchos padres, que la consumieron en su juventud y adolescencia, prefieren que sus hijos consuman marihuana, que ellos conocen “bien” y no les hizo daño. Resulta ser que las concentraciones de la 9-delta tetrahidrocanabinol (THC), el componente que produce euforia y adicción, eran menores en los años que los padres de estos adolescentes la consumían. Hace 15 años, la potencia de THC de la marihuana era de 4% y ahora es de 12%. El resultado hoy es un mayor riesgo de adicción, algo que los padres de estos muchachos, lograron esquivar por la menor concentración de la substancia adictiva en la marihuana que consumían. 6/9/2018