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Pareciera que la posibilidad de Robert Kennedy Jr., disparatado hijo del asesinado Robert F. Kennedy, “se convierta en el Zar de Salud Pública” de su desequilibrado similar Donald Trump, ha alborotado verbo y pluma de los conocidos amantes y promotores de teorías conspirativas.

La psicóloga clínica Shauna Bowes afirma que, “los conspiracionistas no son personas simples o mentalmente enfermas” sino que satisfacen “su falta de motivación y dar sentido a su angustia personal”.  Creo que, no pocas veces, reúnen suficientes síntomas y signos de estar enfermos.  A pesar de desmontar científicamente las teorías de conspiración, de probar su falsedad, millones de personas las creen.  La desconfianza en la ciencia es la razón y es, al mismo tiempo, el resultado de tal proliferación de falsedades, al lado del alto grado de nocividad que producen y de lo que no se responsabilizan.

Entre entusiastas, alborotosos, desconocedores y sorprendidos se divulgan afirmaciones ni siquiera probadas, de hecho, falsas o medias verdades, que conducen fácilmente a quien no domina información veraz, a creer el engaño.  Voy a lo puntual de lo que me enteré esta semana: “la vacuna contra Covid-19 tiene un graphen o grafeno que, una vez en tu cuerpo, cuando acercas el celular a la oreja, inducirá cáncer en el 100% de los que lo hagan”.

Primero, esto no es cierto. La falsedad de tal aseveración fue denunciada tiempo atrás.  El óxido de grafeno no constituye parte de las vacunas.  El óxido de grafeno “tiene un uso variado en biotecnología y también se conoce que puede ser tóxico en ciertas situaciones”.  En el campo biomédico, el óxido de grafeno es un componente experimental de los sistemas de liberación de drogas, como drogas anticancerosas dirigidas a células o tejidos específicos en ratas con melanoma cutáneo. El grafeno en ninguna forma (grafeno prístino, óxido de grafeno, óxido de grafeno reducido o ninguna otra forma modificada o no modificada de materia que contenga grafeno) constituye parte de los ingredientes de las vacunas contra Covid-19, y no aparece en las listas de los ingredientes de estas vacunas.  La ciencia de los nanomateriales basados en carbono, como el grafeno (muy rico en la Naturaleza, de tamaño minúsculo forrado en una capa de carbono, transparente, muy liviano, muy flexible, impermeable, no contamina, más duro y fuerte que el diamante y el acero, un super conductor) tiene hoy aplicación experimental en el campo de la virología.  No tiene aplicación clínica específica ni aprobada para vacunas.  Pero la media verdad es explotada con maliciosos fines.

Ahora, veamos cómo programan confusión, religiosamente, los antivacunas conspiracionistas.  Las vacunas mRNA contra Covid-19 tienen nanopartículas, llamadas así por el tamaño de los lípidos o grasas en ellas, no porque tienen nanografeno.  Los conspiradores utilizan el término nanopartículas para afirmar maliciosamente que, las vacunas tienen grafeno. Las vacunas no tienen grafeno y no todo lo que es negro es grafeno. En agosto del 2021, una investigación en Japón descubrió unas partículas negras y rosadas encontradas en jeringas utilizadas para vacunar contra Covid-19, con la vacuna de Moderna. Luego, en otro sitio de vacunación se encontró un lote de frascos de la vacuna de Moderna, con lo que se había vacunado a 3,790 personas, con partículas negras.   Esto llevó a que se retiraran 1.63 millones de dosis. Las investigaciones llevaron a la conclusión de que todo pareció ser una contaminación con material fragmentado del tapón de goma de los frascos. Los pacientes alérgicos al látex, podrían reaccionar con anafilaxis, a tal contacto.  Eso lo saben los médicos, decirlo diferente es con daño y alevosía. No es de extrañarse que al leer nanografeno, los conspiracionistas anti-vacunas osen con malicia y maldad asaltar el temor, la curiosidad y el desconocimiento de la población, para desinformar y sentir agrado por la proeza.

La industria de medicamentos y vacunas tiene la obligación de señalar al púbico y a las autoridades de salud, de todos los ingredientes en sus productos, por minúsculas que sean sus concentraciones.  Eso se hace por agencias especiales, tanto en Europa como en los Estados Unidos.

El otro alboroto conspiracionista resucitado es el del secuestro de nuestra libertad por la localización inmediata y constante de cada uno de nosotros, los vacunados, con el uso de la tecnología de comunicaciones 5G y el grafeno que nos introdujeron como chips en las vacunas contra Covid-19. ¿Recuerdan el video de Facebook donde dos mujeres australianas, mediane el uso de imanes, colectaron partículas negras de la arena negra de las playas y señalaron que, además de reproducirse una vez colectadas, eran grafeno que se usaba en la manufactura de las vacunas, en los alimentos, en las ropas y en las máscaras faciales?  Las playas de arena negra no contienen grafeno.  Esas partículas son grafito, carbón cristalino de rocas volcánicas, por ejemplo, y se utilizan para hacer lápices.  Como las partículas negras en el magneto se pegan y semejan espinas, “esas espinas”, aseguraban estas mujeres, “son metales pesados que se introducen a las vacunas” de Covid-19, con lo que “los gobiernos y la élite global controlarían el mundo”, mediante microchips magnéticos inyectados en nosotros y que se conectan a las redes 5G. Historieta dura de atravesar el grosor del brazo con una hipodérmica con diámetros internos entre 0.26-0.41 milímetros, pero como el inserto de las vacunas escribe “nanotecnología programable”, ya nos programaron para la destrucción de la humanidad.

Risible pero imperdonable es el desagradable discurso de los médicos conspiracionistas, que se ha hecho más oscuro y confuso con el grafeno que llaman grafito y la grafología, ya por tradición, indescifrable.  Que estos desatinos salgan de una ama de casa se entiende, que lo repita un médico es terrible. Nanotecnología programable en los insertos de las vacunas se refiere a la habilidad de modificar y ajustar esas nanopartículas de lípidos o grasas dependiendo de la necesidad que exista. Nada que ver con programarla para interactuar con las redes 5G.  Y, cuando esa misma ama de casa no conoce los términos de la química de secundaria para los átomos o iones, catión y anión, que identifican las cargas positiva y negativa de los iones de muchas sustancias en el cuerpo, incluidos los lípidos, entonces puede ella confundirlas con cargas eléctricas y el riesgo de electrocutarse, sobre todo si además ya está programada para estallar en cualquier momento, pero, otra vez, eso no se le permite que lo piense y lo divulgue un médico.

Yo solo espero que pronto pase la tormenta, que ya nos aburre este invierno, y aparezca la primavera, pero no me digan que no tendremos primavera…   Publicado en el diario La Prensa, de Panamá, el viernes 25 de octubre de 2024

 

Pedro Ernesto Vargas

Pedrovargas174@gmail.com

www.pedroevargas.com

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