- Abr 1, 2024
- Pedro Vargas
- Arte, Ciudadanía, MAESTROS DE MEDICINA, Sociedad
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“He estado ocupado pero quebrado”, escribía Ansel Adams en una carta del 6 de agosto de 1935, a su amigo de 8 años y también fotógrafo, Edward Weston. Como dice una de sus biografías, “su reconocimiento no aliviaba sus presiones financieras”.
Ansel Adams, fundó en 1945 el Departamento de Fotografía, en la prestigiosa y de las más antiguas escuelas de arte de los Estados Unidos, el Instituto de Arte de San Francisco (SFAI). Entonces se debatía, como aún hoy debaten algunos, si la fotografía era un medio de las bellas artes. Adams, ambientalista y creador del Sistema de Zona, mediante el cual se manipulan las tonalidades para crear una fotografía, en lugar de registrar un momento. Otros nombres de reconocido prestigio en el arte, fueron parte del profesorado, entre los fotógrafos, Annie Leibovitz, Dorothea Lange, Imogen Cunningham, Minor White y pintores como Joan Brown y Kehinde Wiley, la retratista del presidente Barack Obama y su esposa.
Hace 4 años, en marzo de 2020, SFAI también pudo escribir algo similar a lo escrito, 85 años atrás, por Adams a su amigo Weston, por sus serios problemas financieros: “estamos ocupados pero quebrados”. La pandemia diezmó las matrículas significativamente y se acababan de invertir millones de dólares en la expansión de la escuela. Desde entonces, se entabló una lucha por salvar su legado, preservar su historia, frente al interés comercial de no pocos.
Como escribiera Cindy Parker Dlugach: “tengo el corazón roto por la pérdida de esta escuela única y especial, con la belleza de su histórico edificio, la inspiradoras vistas de la ciudad, las aulas de clases que conservan el eco de tantas voces creativas y el increíble fresco de Diego Rivera, en la galería de los estudiantes”. El 12 de julio de 2022, hizo su última ceremonia de graduación de estudiantes de arte y cerró después de 151 años de formar artistas y hacer conocer el arte en todas sus facetas.
“Detrás de la ejecución del mural “La creación de un fresco”, en 1931, hay una historia de esfuerzos de mecenas y políticos estadounidenses para conseguir una visa para el artista mexicano, pese a su inclinación comunista”, nos dice Ricardo Quiroga. El mural de Rivera, muestra trabajadores montados en andamios creando un fresco que muestra una ciudad que se construye y la del mismo fresco. Allí se recrean las figuras de arquitectos e ingenieros, de artesanos, pintores y albañiles, escultores rompiendo la roca con cincel y martillo y, la misma figura de Rivera, de espaldas, con su pincel en una mano y en la otra, la paleta de colores.
Arriba de su gran figura están dos de sus más caros asistentes sobre un armazón de madera: Los artistas británicos John Hastings y Clifford Wight. Diego aprovechó para ensalzar el trabajo, la labor, la mano de obra del obrero. Poesía pura del genio mejicano, crear un mural dentro de otro mural y seguir dando mensajes sobre solidaridad humana. Este, de tres murales suyos en San Francisco es “un símbolo para los residentes de esa urbe”.
En el año 2021, el Instituto estuvo sorteando formas para financiar su déficit y consideró incluso, la venta del famoso fresco de Diego Rivera: The Making of a Fresco Showing the Building of a City,valorado en 50 millones de dólares. Cuando el director de cine George Lucas y el Museo de Arte Moderno de San Francisco mostraron su interés en adquirirlo, los profesores y estudiantes del Instituto, como la ciudad, votaron por no venderlo e iniciar el proceso para reconocerlo un “Hito Nacional”, por su importancia y valor históricos, que obliga a su conservación.
Ese mural pasaría en el 2026 a propiedad de la Universidad de California si el Instituto de Arte de San Francisco no pagara la nueva deuda creada, cuando la Universiadad de California, para salvarlo de su quiebra, compró la entonces deuda del Instituto, de cerca de 20 millones de dólares. El Instituto ha tratado de que el Museo de Arte Moderno de San Francisco compre el mural para mantenerlo en el Campus.
Algo mejor ha ocurrido este mes: un grupo de inversionistas liderados por la filántropo Laurene Powell Jobs, la viuda de Steve Jobs, CEO de Apple, ha comprado el sitio del histórico Instituto de Arte de San Francisco (SFAI). Su propósito: restaurarlo con la esperanza de que sea un instituto de arte, sin fines de lucro. Su venta ha sido hecha pública el 1 de marzo, en documentos de la Corte de Bancarrota del Distrito Norte de California, por 22.5 millones por la propiedad, 7.5 millones por el mural de Diego Rivera, que reposa en la propiedad, lo que da un total de 30 millones de dólares. La escuela requiere muchas mejoras y deshacerse de abundante material que dejaron sus estudiantes cuando se cerrara el Instituto hace 2 años y, para ello, tiene la colaboración de muchas y renombradas organizaciones de arte de California.
Irving Penn, en 1968, retrató magistralmente esa comunidad de San Francisco que, en 1967, durante la guerra de Vietnam, se unió en un “Verano del Amor” (“Summer of Love”) para protestar contra la guerra y contra el materialismo de la vida estadounidense. San Francisco nuevamente, donde en la década de 1960 comenzó a ebullir una nueva forma de vivir en comunas, donde el sexo era grupal y la droga el motor de la música y los músicos, de los artistas y los escritores, se reúne hoy en una primavera de amor para salvar una escuela, un mural y una oportunidad de inspirar y crecer en el arte, un instrumento de solidaridad. Sus nuevos dueños, encabezados por la viuda de Steve Jobs, se proponen que la escuela vuelva a ser aquella que recibió artistas extranjeros y residentes para el crecimiento del arte en todas sus formas y alejarla de los apetitos comerciales de no pocos. Publicado por el diario La Prensa de Panamá, el viernes 29 de marzo de 2024