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«Estas “medicinas” naturales y orgánicas son mejores que los químicos que recetan los médicos en negociado con la industria farmacéutica y, además, no tienen efectos secundarios”, una voluntaria naturista en plena campaña proselitista e irresponsable.

 

Lapidaria la frase.

 

Lapidaria la respuesta:  el efecto secundario más importante que tienes esas “medicinas” naturales y orgánicas es que no sirven para nada, y retrasan, algunas veces con carácter mortal, el o los beneficios de una terapia basada en evidencias.

 

 

Si tanto temor y tanta rechazo tienen algunos por las medicinas recetadas por los médicos, entonces ¿por qué utilizan el término “medicina” para los productos infames que le venden a las gentes que andan buscando respuestas fáciles?

 

Porque la falacia no se cuida de lo que dice ni de lo que hace.

 

 

La industria farmacéutica es seria en su método, el método científico.  Si tenemos críticas a ellas por razones de costos o de sus efectos adversos o secundarios, se puede tener razón , por lo primero, y desconocimiento, por lo segundo.

 

Las medicinas naturales u orgánicas no son inofensivas por el hecho de que sean “naturales”.  ¡F A L S O!  El efecto adverso, el efecto indeseable, el efecto secundario es propio de cada producto, sea sacado de la tierra, como una raíz, de una lombriz o una serpiente, del cielo, como una hoja.

 

Curiosamente, la medicina natural ni siquiera ostenta la capacidad de poder afirmar ni confirmar la concentración del producto en cada cápsula que utiliza, en cada sobre donde la contiene en polvo o gránulo, en cada botella de líquido donde la guarda como Aladino.  (la lámpara maravillosa de Aladino tenía combustible?)

 

Y eso, solamente eso, ya es un peligro porque no todos requieren la misma dosis de un medicamento, porque las mujeres y los niños tienen dosis diferentes a las de los hombres adultos o los ancianos.  Y, porque una de las garantías de la industria farmacéutica es asegurar la cantidad exacta del medicamento activo que se comercializa y que se expone, también, al escrutinio de conocidas instituciones de vigilancia de fármacos y drogas.  Cada medicamento que prescribe la Medicina, antes de salir al mercado es investigado en animales y poblaciones particulares.  Seguridad y eficacia son el norte de las agencias que cuidan tu salud.

 

Desde la legendaria y popular aspirina hasta cualquier otro medicamento de última generación por su perfección y eficacia, tienen efectos secundarios o adversos.  El agua también.  Tómese toda el agua –si le alcanza el tiempo de 24 horas- que hay en un tanque de millones de galones del IDAAN (en los buenos tiempos) y verá que también se muere con su ingesta.  Antes de morirse va a convulsionar por efecto de una baja mortal de los niveles de sodio en su sangre.  “El veneno es cuestión de dosis”, dice un proverbio popular.

 

Afortunadamente,la mayoría de los efectos secundarios son leves, temporales y no matan aunque produzcan malestar, a veces, mayor que el de la enfermedad.  Pero hay efectos secundarios no solo indeseables sino desconocidos y la industria como los médicos conocemos esa incertidumbre, pero dependen de situaciones muy particulares, incluso individuales.  Y, toda decisión terapéutica, sea o no con drogas o medicinas, pasa por el análisis del médico donde beneficios contra riesgos tiene un lugar puntual y prioritario  antes de emitir una receta.

 

Cada droga o medicamento debe traer un inserto donde se señalan precauciones y efectos adversos conocidos o los más frecuentes, como náuseas, dolor de cabeza, erupción de la piel, resequedad de la boca, temblores de las manos, taquicardia (que no mata) o alguna dificultad respiratoria que, en no pocas instancias, es producida por la ansiedad de que el efecto adverso puede ser fatal, cuando no lo es.  Si su medicamento prescrito no tiene tal inserto, pregunte a quien se lo prescribió.  Esa es otra de las diferencias con los medicamentos “naturales”:  no traen inserto y no hay a quién preguntarle.  No juegue a tonto.

 

Y, sorpréndete, algunos efectos adversos son beneficiosos.

 

 

 

 

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