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Marihuana medicinal

 

 

La Cannabis se usó con fines sanativos tan atrás como el año 1500 AC y en los siglos XIX y XX ya era mencionado y recomendada por médicos ilustres, entre ellos Sir William Osler[1], en 1921, y en 1935 ya se utilizaba para “tratar” las enfermedades venéreas[2], la incontinencia urinaria, la migraña[3] y algunas dermatosis.

 

Es importante decirlo claro:

 

  • No es cierto que la marihuana no es adictiva[4],[5]
  • No es cierto que la marihuana es inofensiva[6],[7],[8]
  • No es cierto que la marihuana cura

 

Los estudios que permiten decir esto son múltiples y cada mes o dos meses, se presentan a la crítica académica y científica. Los trastornos producidos por la marihuana son 4-7 veces más frecuentes antes de los 18 años de edad que en los adultos[9]. Se ha calculado que un 9% de las personas que consumen marihuana se harán dependientes a ella y este porcentaje aumenta a un 17% entre aquellos que inician el consumo en su adolescencia[10].

 

Lo otro que es importante señalar es que aunque la marihuana se ha utilizado con buenos resultados para el alivio de síntomas en algunas enfermedades, no todos los diseños de los estudios reúnen los rígidos criterios para ser validados (poblaciones grandes, grupos controlados con placebo vs grupos expuestos a la marihuana como el tratamiento, adjudicación para cada grupo hecho de forma aleatoria o al azar, poblaciones en ambos grupos comparables).   Y, regulaciones estrictas sobre qué se define como una medicina no son satisfechas por la marihuana.   Se requiere cumplir con, por lo menos, 5 condiciones para que un fármaco o una droga se considere medicina:

 

  1. La composición química de la droga debe ser conocida y debe poderse reproducir
  2. Se debe contar con suficientes estudios que prueben su seguridad
  3. Debe contarse con un número de estudios bien controlados y adecuados que prueben su eficacia
  4. La droga debe ser aceptada por expertos calificados para ello
  5. Se debe disponer de suficiente evidencia científica sobre su beneficio

 

Los diferentes informes y estudios utilizan marihuana en diferentes presentaciones y en dosificaciones variables que no permiten siquiera la comparación entre ellos. Y, por último, el Acta de Sustancias Controladas de los EEUU considera la marihuana como Schedule I drug, que significa que no tiene propiedades medicinales reconocidas y al mismo tiempo conlleva un alto riesgo de abuso. Sin embargo, digamos algunas cosas con respecto a esta controversial y mal entendida propiedad.

 

Al hablar de marihuana medicinal se debe reconocer que: (1) la búsqueda por el alivio o la cura de enfermedades crónicas suele ser desordenada y riesgosa, (2) las evidencias que apoyan el uso medicinal de la marihuana son inconsistentes y limitadas[11]. (3) la marihuana medicinal tiene riesgos adictivos potenciales propios o podría disparar otros[12], y (4) la marihuana medicinal no cura enfermedades, solo alivia algún síntoma.

 

Recientemente, Sheila Gupta11 se pregunta si los beneficios de la marihuana son superiores a sus riesgos La respuesta es no. La revisión que los lleva a afirmar que los beneficios de la marihuana no superan sus riesgos reconoce que sí alivia formas de dolor neuropático crónico, que son de origen neurológico. Este tipo de dolor afecta a un 7% a 8% de adultos, quienes recurren a todo tipo de tratamiento para aliviarlo. La inconsistencia de resultados para el manejo del vómito y las náuseas asociadas al uso de quimioterapia ha sido resaltada por Cochrane[13]. La Academia Americana de Neurología, en sus guías del tratamiento de la espasticidad en los pacientes con esclerosis múltiple autoriza a los médicos a probar marihuana con el fin de mejorar esa espasticidad. Varios estudios han mostrado su efecto de reducirla pero cuando se compara con el grupo placebo, el grupo tratado con marihuana descubre serios efectos adverso, particularmente en el área cognitiva[14]. En epilepsia el resultado dramático de la marihuana sublingual en una niña postrada en cama con 50 convulsiones tónico clónicas generalizadas (Síndrome de Dravet)[15] diarias que luego resume sus actividades cotidianas y se alimenta sin la utilización de un tubo de alimentación que requería para ello dio como resultado considerar el uso de marihuana en epilepsia y otros estudios revelaron en pacientes con formas particulares de epilepsia (Síndrome de Dravet, Síndrome de Doose, Síndrome de Lennox-Gastaut, y epilepsia idiopática) francas mejorías tanto en la disminución de las convulsiones como en la función. Sin embargo, una revisión de Cochrane[16] no encontró conclusiones confiables que sustenten que la marihuana es eficaz para tratar las epilepsias.

 

Igualmente se ha utilizado para el glaucoma[17], en la Enfermedad de Crohn[18], en la Enfermedad de Parkinson[19], en la Esclerosis Lateral Amiotrófica[20] también conocida como la Enfermedad de Lou Gehrig, pero en ninguna son consistentes los resultados e incluso han sido inefectivos, como en el Parkinson y en la Enfermedad de Lou Gehrig.

 

Es importante considerar que los riesgos de abusar el consumo de la marihuana medicinal son reales y ofrecerla como parte del armamentarium médico, por razones humanitarias, es factible pero sin liberar la vigilancias estricta que hay que darle a su utilización.

 

La marihuana afecta la capacidad de aprender, produce trastornos de la atención y de la memoria. Los más vulnerables a estos efectos deletéreos –como hemos insistido en nuestros escritos- son los adolescentes y los adultos jóvenes, cuyos cerebros aún están desarrollando las sinapsis o conexiones de la red neurológica y la mielinización de las fibras de sus neuronas, procesos necesarios para interconectar células neurológicas con funciones diversas, para recibir y responder estímulos, para propiciar desarrollo sensorial y motor. Los estudios sobre anomalías encontradas en estructuras específicas del cerebro: las amígdalas cerebrales, el hipocampo, el lóbulo frontal y el cerebelo revelan esta asociación que, además, se traduce en daño irreversible.

 

El uso frecuente de marihuana afecta la motivación, el entusiasmo y ánimo para iniciar proyectos, precipita cuadros psicóticos y se le ha asociado con la inducción de esquizofrenia. Es importante estar atento al hecho de que la decisión de permitir el consumo recreativo de la marihuana y su producción doméstica ha triplicado la potencia de la marihuana al mejorar las concentraciones de la THC (tetrahidro canabinol). Con esto se han aumentado las estadísticas de intoxicación por el uso.

 

Hoy, cuando se discute la legislación sobre el uso de marihuana medicinal tenemos que exigir responsabilidad.

[1] Osler W, McCrae T: The principles and practice of medicine. 9th. ed. New York, NY: D Appleton and Company, 1921

[2] Philipsen N, Butler RD, Simon C, et al: Medical marijuana: a primer on ethics, evidence, and politics. Journal Nurse Pract. 2014;10(9):633-640

[3] Cleninning J: Observations on the medical properties of the Cannabis Sativa of India. Med Chir Tras 1843;26:188-210 citado por Gupta S, Phalen T & Gupta S: Medical marijuana: Do the benefits outweigh the risks. Curr Psych. 2018;17(1):34-41

[4] Hasin DS, Saha TD, Kerridge BT, et al: Prevalence of Marijuana Use Disorders in the United States Between 2001-2002 and 2012-2013. JAMA Psychiatry. 2015;72(12):1235-1242

[5] Anthony JC: The epidemiology of cannabis dependence. En: Roffman RA, Stephens RS, eds. Cannabis Dependence: Its Nature, Consequences and Treatment. Cambridge University Press;2006:58-105

[6] Morgan CJA, Page E, Schaefer C, et al: Cerebrospinal fluid anandamide levels, cannabis use and psychotic-like symptoms. Br J Psychiatry J Ment Sci. 2013;202(5):381-382

[7] Hartman RL, Huestis MA:Cannabis effects on driving skills. Clin Chem. 2013;59(3):478-492

[8] Biecheler M-B, Peytavin J-F, Sam Group, Facy F, Martineau H. SAM survey on “drugs and fatal accidents”: search of substances consumed and comparison between drivers involved under the influence of alcohol or cannabis. Traffic Inj Prev. 2008;9(1):11-21

[9] Winters KC, Lee C-YS: Likelihood of developing an alcohol and cannabis use disorder during youth: Association with recent use and age. Drug Alcohl Depend. 2008;92(1-3):239-247

[10] Hall WD, Pacula RL: Cannabis Use and Dependence: Public Health and Public Policy. Cambridge, UK: Cambridge University Press; 2003

[11] Gupta S, Phalen T & Gupta S: Medical marijuana: Do the benefits outweigh the risks? Current Psychiatry. 2018.vol17(1): 34-41

[12] Olfson M, Wall MM, Liu S-M, Blanco C: Cannabis Use and Risk of Prescription Opioid Use Disorder in the United States. Am J Psychiatry. 2018;175(1):47-53

[13] Smith LA, Azariah F, Lavender VT, et al. Cannabinoids for nausea and vomiting in adults with cancer receiving chemotherapy. Cochrane Database Syst Rev. 2015;(11):CD009464

[14] Corey-Bloom J, Wolfson T, Gamst A, et al: Smoked cannabis for spasticity in multiple sclerosis: a randomized, placebo-controlled trial. CMAJ. 2012;184(10):1143-1150

[15] Maa E, Figi P: The case for medical marihuana in epilepsy. Epilepsia. 2014;55(6):783-786

[16] Gloss D, Vickrey B: Cannabinoids for epilepsy. Cochrane Database Syst Rev. 2014;(3):CD009270

[17] American Academy of Ophthalmology. American Academy of Ophthalmology reiterates position that marijuana is not a proven treatment for glaucoma. https://www.aao.org/newsrom/news-releases/detail/american-academy-of-ophthalmology-reiterates-posit. Published June 27, 2014

[18] Naftali T, Bar-Lev Schleider L, Dotan I, et al. Cannabis induces a clinical response in patients with Crohn’s disease: a prospective placebo-controlled study. Clin Gastroenterol Hepatol. 2013;11(10):1276.e1-1280.e1.

[19] Koppel BS, Brust JC, Fife T, et al. Systematic review: efficacy and safety of medical marijuana in certain neurological disorders. Report of the Guideline Development Subcommittee of the American Academy of Neurology. Neurology.2014;82(17):1556-1563

[20] Weber M, Goldman B, Truniger S: Tetrahydrocannabinol (THC) for cramps in amyotrophic lateral sclerosis: a randomized, double-blindo crossover trial. J Neurol Neurosurg Psychiatry. 2010;81(10):1135-1140

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