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En la sociedad tenemos la oportunidad de reconocer la varianza y la variedad del ser humano. Las actitudes, verbales o corporales del hombre, descubren su carácter y hasta su historia. La tolerancia nos permite vivir en sociedad pero no pueden las actitudes equívocas superar el bien común y hasta aplastarlo. Estas vivencias que relato las he conocido en carne propia o de extensas conversaciones con quienes las han sufrido. Obedecen a una pobre condición humana, la de la envidia o el odio de clases. En inglés se dice de una persona con resentimientos y recelos sociales, que tiene un “chip on the shoulder”.

 

La vacunación contras las enfermedades infecciosas es un derecho de todos los niños, sin excepción. Torcer la cara o desorbitar los ojos porque un niño que hace sus controles de desarrollo y crecimiento con un pediatra privado, acude hoy a un centro de salud en busca de las vacunas que se han agotado de forma misteriosa desde ya hace 8 meses, deja mucho que desear de un personal de salud que debe deponer prejuicios de todo tipo: sociales, raciales, de género o preferencias sexuales, religiosos o políticos. En el manejo de problemas de salud y enfermedad, estas diferencias son detestables, ilegales y no éticas.

 

  • “Y, ¿qué es esto? Ud. lo lleva a un pediatra de Paitilla y viene aquí ahora por las vacunas. ¿Pero, qué mal vacunado está?”
  • “¿Usted no le paga la consulta a su pediatra? Vaya donde él para que le ponga la vacuna”.
  • “Ya es tarde, señora. Aquí vacunamos hasta el mediodía solamente”, no importa que su horario de trabajo termina a las 4 pm.
  • “Tiene que ir a Archivos primero, aunque solo sea para vacunar a su niño”, un requisito que no es exigido ni indispensable o, “Haga fila aquí detrás de todos los que vienen a consulta”, con lo que se atrasa la atención rápida y fugaz de vacunar.
  • “Esa vacuna la ponemos en la escuela”, no importa que la mamá haya pedido permiso para traerlo al Centro de Salud a vacunarse ahora cuando a ella le queda menos difícil cumplir con el horario rígido del centro.

 

 

Pésima actitud de un salubristas, de un personal de salud que debe velar por el cumplimiento de los esquemas de vacunación por todos los miembros de la sociedad. Ignorancia crasa pero además, maltrato de los derechos de los ciudadanos.  Vacunar no debe tener horario pero sí calendario.

 

Esto ocurre tanto en las instalaciones de salud pública como en las de la Caja de Seguro Social. Los directores y responsables que se den una vueltita…sin anunciar, y verán bellezas de este calibre.

 

Entonces, cuando el pediatra le hace docencia al paciente sobre la importancia y beneficios de la vacunación, estos otros profesionales y técnicos le demuestran es desprecio. En la Academia Americana de Pediatría nos aconsejan que si en el consultorio médico privado vemos esa actitud, que despidamos a ese personal.

 

Hay 2 razones primordiales hoy para solicitarle al paciente privado ir a las instituciones de salud pública por las vacunas que le corresponden a sus hijos:

 

  1. Todos los panameños tienen derecho a recibir servicios y bienes higiénicos de las autoridades de salud pública
  2. Tenemos un déficit real de vacunas en varias partes del Continente por razones no muy justas –mientras en los países ricos y de Europa no hay este problema- desde hace varios meses.

 

 

Este déficit expone a los niños a las enfermedades contagiosas e infecciosas que se previenen con la vacunación. De especial preocupación para mí es la posibilidad real de una epidemia de tos ferina, de difteria y de varicela en poblaciones de niños muy pequeños, en el primer año de vida, que pueden morir con estas infecciones. Esta instancia no es una exageración, particularmente cuando sabemos que la vacunación de la mujer embarazada después de la semana 27 de su embarazo, contra la difteria, la tos ferina y el tétanos es prácticamente nula. Esta responsabilidad de vacunar es del pediatra, de disponer o facilitar las vacunas es del ministerio de salud.

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1 Comment

    • julia de Denis Reply

      4 marzo, 2016 at 1:00 am

      Muy atinados sus comentriaos doc, sobre este tema tan delicado como es la vacunacion de nuestros niños panameños. Alguien dijo alguna vez «SALUD IGUAL PARA TODOS» y donde esta esto , si todo los niños tienen derecho a la vacunacion con un personal que debe brindar lo mejor de si durante sus 8 horas laborables. Y es que yo hasta podria escribir un libro de tantas y tantas anecdotas de pesima atencion en nuestras instituciones del estado. Al final los mas afectados nuestros niños panameños y las altas autoridades solo les interesa numeros de covertura de vavunacion e ignoran la parte humana y el trato q se da en estos lugares. Solo puedo decir por mas vacunas q tenga el estado y no haya pasion por lo que hacemos, pobre de nuestros niños panameños.

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